sábado, 29 de noviembre de 2008

Lluvia inútil



Esos hombres mutilaron a la gente de a pie
que, como las semillas de la maraca, hacía fiestas en todas partes. Renombraron
las cosas en reversa nunca hacia el alba,
en vorágine inmóvil, medio vivos multiplicando la locura
en saltos de muros, de musgos, de generaciones polvorientas.
Esos hombres no hablaron del despojo del fuego,
ni se quejaron de sus heces de guerras lamidas en los parques.
No hablaron de los pobres detrás de las persianas
desbordados por el miedo y las mentiras familiares
sin caminos, sin sonidos, sin remedios.
Esos hombres de ruidos estridentes y monótonos,
cual ejército de cigarras, ya sólo se desvisten.
El tiempo en su sabiduría helicoidal los hallará muertos
como burlas en las lenguas de los sabios.
Morir despacio, casi sin crujir, sin saludos
es la lluvia inútil en los patios de las casas.