domingo, 8 de agosto de 2010

Un Bolero Para Guillermo Fariñas


Desde México, apoltronado en la soledad que siempre ha cobijado su indiferencia ante la situación política de Cuba, un amanuense se disfraza de bardo y escribe un elegíaco poema a Guillermo Fariñas, y hasta lo publica; otro, que sí es poeta, envía sus aplausos desde Miami , pero en privado siente repugnancia por todo lo que huele a política, a Cuba, mientras se queja de su exilio en un país atroz, cuya seguridad social lo mantiene sin trabajar. Siente que se salpica de la insustancial lucha de algunos, y del salto mortal al vacío de otros que se lanzan a la confrontación brutal-con la palabra descarnada, como debe de ser la palabra cuando defiende una causa honesta-, con un enemigo cruel, feroz, que desde la isla cautiva se sostiene con la indolencia, la doble moral y el oportunismo de muchos. El poeta y el amanuense creen que es tiempo del perdón y del olvido, y que los que enarbolan la palabra bélica sólo están cargados de un odio infinito.

Mientras allá, tras el diente de perro insular, el ex coronel Guillermo Fariñas palpa cómo, tras 135 días de huelga de hambre asistida-aunque muchos se molestan por esta obviedad- sin lograr lo que se propuso (la liberación de los 26 presos más enfermos sin destierro), el régimen castrista arrecia la represión, incrementa la violencia de estado y consolida el poder.

Sin embargo, en entrevista a Diario de Cuba, Fariñas no habla del fracaso de su huelga, ni de la violencia ejercida sobre Reina Luisa Tamayo, pero sí habla de pedirle al gobierno compromiso para modificar las leyes (el diálogo de la melcocha suplicante, que legitima a un dictador, o a dos- el régimen es hoy bastante bicéfalo-, y a la iglesia católica, de tan nefasto comportamiento en la historia de Cuba, que ahora, con el cardenal Ortega como vocero de Raúl Castro y embajador plenipotenciario ante los Estados Unidos, pretende apropiarse de un espacio en la sociedad, a cambio de servir de apaciguador de la grave situación sociopolítica del país), de que la posición común debe mantenerse (no puede decir lo contrario, sería como negar el sentido de su huelga), de que “el gobierno debió aprender a lidiar y a ser flexible con la parte de la ciudadanía que se le enfrenta pacíficamente” (algo que niegan las acciones gubernamentales: detenciones, actos de repudio, chantajes, deportaciones, amenazas y retención en las cárceles de algunos de los presos más enfermos que se niegan a ser deportados), y de que “la oposición pacífica fue vencedora porque aprendió que, con métodos de reclamos ciudadanos, coherentes, bien estructurados, buscando el apoyo de la opinión pública internacional, el gobierno cubano se ve en la necesidad de hacer gestos humanitarios como estos” (y aquí se arroga el mérito de la deportación de presos políticos, magnifica su gesto en la generalización, al mismo tiempo que degrada la muerte de Orlando Zapata-luego de treparse en su gesta para restarle significado- y minimiza el impacto real de las Damas de Blanco, otorgándole al castrismo un rostro humano, cuando en realidad lo que ha hecho es una negociación con la iglesia cubana, para obtener a cambio benevolencia de Europa y dólares del turismo norteamericano, al mismo tiempo que abría el espacio para intensificar una campaña por la liberación de cinco espías confesos, juzgados y condenados con todas las garantías procesales que no tuvo ninguno de los presos políticos que hubo y hay en las ergástulas del régimen). Y es ahí, cuando cualquier lector avezado se puede percatar de la auténtica naturaleza de Guillermo Fariñas: es un disidente, sí, pero en esencia no es un opositor.

Fariñas pide que no haya ideologías, pero al mismo tiempo, desde su discurso, trata de imponernos la suya: No quiere el fin del castrismo, quiere su reforma. Fariñas (ideológicamente un castrista autoritario por su formación militar), al parecer hastiado de los excesos de sus líderes, forma parte de cierto grupo de militantes activos-algunos incluso responsables de los desmanes del castrismo (¿acaso alguien piensa que a Fariñas le regalaron los grados de coronel?)-, que creen que el sistema necesita ser reformado y rejuvenecido. Por eso Fariñas dice que Esteban Morales “ha perdido sus privilegios, pero no su dignidad”, aunque no aclara cómo un hombre que hasta ayer defendía los oprobios y miserias del régimen puede haber tenido algo de dignidad. En realidad el caso de Morales es uno más de los momentos en que Saturno decide comerse a alguno de sus hijos.

Fariñas es lo que los “cubanólogos” han dado en llamar un reformista. Sólo que hay dos clases de reformistas en el castrismo: los que se mantienen agazapados en las estructuras del poder, y los que hacen disidencia pública, aunque en estos últimos existe un subgrupo: los que desde la disidencia siguen dialogando con el régimen, a través de la policía política, como agentes de influencia o como colaboradores.

Los reformistas del poder se caracterizan por disfrutar de prebendas económicas y privilegios sociales, pero sin poder político real (Pérez Roque y Carlos Lage son buenos ejemplos), aunque entre ellos también hay niveles socioeconómicos: subclases.

Los reformistas de la disidencia se caracterizan por la ausencia de prebendas y privilegios de cualquier tipo, así como de nulo poder o influencia política, aunque entre ellos también hay niveles socioeconómicos, en dependencia del apoyo en dólares que reciben de cubanos exiliados, que buscan tener representatividad dentro de la isla. Apoyo que se convierte en el argumento preferido del castrismo para acusarlos de mercenarios.

Cuando el periodista entrevistador plantea la posibilidad de conversar entre gobierno y disidencia, Fariñas establece que “detrás de la nomenclatura hay personas que, independientemente de sus posiciones políticas, son ante todo patriotas y, mientras se piense en la patria, se puede comprender que hay que sentarse a conversar”. Es obvio que para el ex -coronel la nomenclatura no va a conversar (entiéndase los hermanos Castro, Machado Ventura, Ramiro Valdés y la aristocracia militar de la que Fariñas estaba excluido, por no ser parte de la génesis de ese grupo- forjado en la Sierra-, mayoritariamente blanco y racista, y por ser el simple hijo de un zapatero remendón), por lo cual le da carácter de patriotas a los que en realidad, como él, son desplazados del grupo de privilegiados de primer orden del poder. Y es que, dejémoslo claro de una vez, estos “reformistas”, de un bando y del otro, durante décadas han sido cómplices, por acción u omisión, de los asesinatos, encarcelamientos y atropellos del sistema. Y también de la debacle ética, moral y socioeconómica de Cuba.

Los reformistas cubanos son en realidad, ideológicamente, castristas de nuevo orden, que pretenden imponerse en el futuro de Cuba. Y es por eso que Fariñas habla de que “los radicales dentro de la nomenclatura cubana (…) no quieren ceder un ápice del poder que poseen”. Es obvio, a eso aspiran los reformistas: una cuota de poder que creen les pertenece, y que la longeva dinastía en el poder les usurpa.

Es notable que Fariñas, cuando se refiere al exilio que se opone al diálogo, pretende equipararlo con la nomenclatura radical, y eso lo hace coincidir ideológicamente con ese sector del exilio repleto de castristas y agentes de influencia de los servicios de inteligencia del régimen, que están injertados en los medios de comunicación, en las universidades, en grupos empresariales y de presión, y hasta en altos niveles del gobierno norteamericano, que buscan hacernos creer que el exilio no quiere el cambio en Cuba, porque le conviene a su “industria política” la permanencia del castrismo. Y no hay argumento más vil y anticubano que ése. En primer lugar, porque pone a la víctima al mismo nivel que al victimario. Y en segundo lugar, porque si Fariñas y los dialoguistas reconocen que la nomenclatura no quiere dialogar, entonces el diálogo es una figura políticamente abstracta dentro de la realidad cubana. Una utopía de los reformistas de cualquier signo.

Fariñas, a quien ciertos medios de comunicación del exilio lo quieren vender como un intelectual, como un maestro culto, dice que “un intelectual, si en verdad lo es, tiene seguidores”. Fariñas le exige al intelectual la función de educar al pueblo, y la misión (que de por sí no hay que dársela, porque el intelectual tiende a apropiársela y a creerse con la autoridad que lo obliga a opinar y tratar de imponer su punto de vista en lo sociopolítico y en lo económico) de, como sacerdotes seculares, “crear ideas, difundir opiniones”, al mismo tiempo que decreta lo que los intelectuales de Cuba y-oh, soberbia- del mundo tienen que hacer: “hay que pensar en Cuba, en la patria, en la nación, no en las ideologías”. Y es que de esa forma, Fariñas, el intelectual, se asigna la vanguardia de un intelectualismo neocastrista. Un intelectualismo populista transportador de la verdad popular que se rebela contra los aristócratas del espíritu-esos intelectuales sin “seguidores”.

Fariñas , tal y como el más simple de los albañiles, posee su substancia cívica, pero al tratar de comportarse como intelectual, lo hace, en el mejor de los casos, como el intelectual orgánico de Gramsci, exigiendo compromisos con los más desfavorecidos, que identifica con Cuba, la patria y la nación, como si fueran la misma cosa, un todo homogéneo, otorgándole a esos compromisos el carácter de entelequia perfeccionadora, al mismo tiempo que, al negarle a los intelectuales el derecho de asumir posiciones ideológicas (porque “si pensamos en las ideologías no podremos hacer una transición sin derramamiento de sangre ni perdón”), se convierte en un antiintelectual que ordena un valor por encima del otro-incluso protege el status quo del castrismo-, y a la vez trata de imponernos la creencia de que un escritor o un sociólogo o un sicólogo (como es su caso), por el simple hecho de serlo, tiene que ser germen de iluminación política. En un acto de ocioso malabarismo intelectual.

Fariñas se convierte-quizás sin querer- en guardián de, para parafrasear a Etzioni, la “suposición colectiva” de lo que debe ser un intelectual, al proponer normar el comportamiento intelectual- algo que lo acerca aún más a la ideología castrista que propone echar a un lado. Basta con pensar en la vida de Heidegger o en la del mismísimo Marx, para negar su presupuesto. Incluso, no se valida si lo analizamos dentro de la tradición intelectual cubana y los contextos específicos en que se ha desarrollado, sobre todo en el último medio siglo, donde los que han tenido el control de la cultura han sido en unos casos instrumentos-por complicidad o por silencio-, y en otros parte integral del sistema opresivo que ha regido los destinos del país.

En resumen, Fariñas parece apostar por la homogeneidad del intelectual en aras de reivindicar la lealtad a Cuba, la patria y la nación, en momentos que parece que si hay algo que pedirle a los intelectuales es que, como propone Edward Said, le salgan al paso a las imposiciones que le exigen ese tipo de acatamientos y se conviertan en críticos feroces, en francotiradores enfrentados abiertamente al status quo. En francotiradores hipercríticos de la realidad cubana, del pueblo cubano, del gobierno cubano, de la nación cubana, de la cultura cubana, de la política cubana, de la intelectualidad cubana, en fin, de Cuba toda. Quizás lo que menos necesitamos son disidentes reformistas, y sí opositores al stablisment castrista.

También es notable en el discurso de Fariñas, al referirse al exilio, que no habla de disidencia, sino de oposición. Y con justeza, porque en el exilio, en su mayoría, pese al esfuerzo de agrupaciones como Cuban Study Group, empeñadas en pagar encuestas que reflejen lo contrario, la mayoría es anticastrista por oposición, que significa: no al diálogo con los Castro y su nomenclatura, respeto a los derechos humanos, libertad incondicional de los presos políticos (aún Fariñas no denuncia el destierro de los presos excarcelados), pluralismo partidista, libertad de prensa, libertad de expresión, libre empresa y memoria como antídoto contra el olvido.

Y es justamente ahí, en la memoria, donde los reformistas como Fariñas, que en realidad son una especie de neocastristas que abogan por un castrismo reformado sin los Castro, o con los Castro hasta que se mueran, pero con reformas donde ellos tengan acceso a cierta cuota de poder político, son altamente peligrosos para el futuro inmediato de Cuba. Y él lo deja claro cuando dice que el perdón es “lo fundamental para que esta nueva revolución que se acerca no se parezca a la de 1959, donde todo fue sangre y venganza”. Lo que propone Fariñas es el olvido, el borrón y cuenta nueva, en aras de una transición pacífica, que todos sabemos-pero nadie reconoce- que es un eufemismo para disfrazar la continuidad del castrismo detrás de concesiones económicas y políticas. Lo que propone Fariñas es que la disidencia reformista encuentre aliados en la nomenclatura con los que pueda usar el olvido como instrumento de negociación. El perdón como pedestal para acceder al poder.

Los pacifistas desean que los cambios en Cuba sean controlados desde el poder, a través de la negociación con ellos. Pero sucede que la transición pacífica sólo es una quimera que jamás lograran con sus estrategias de disentir, pero no oponerse, mientras los hermanos Castro controlen el poder. Los acontecimientos recientes demuestran que la oposición descarnada (Zapata, Damas de Blanco, Reina Luisa) y no violenta es la única vía para doblegar al castrismo, que a lo largo de más de medio siglo ha ejercido la violencia de estado de forma sistémica, y no va a ceder esos espacios de poder que Fariñas y los reformistas desean, a no ser que se los arrebaten.

Va siendo hora de corregir la semántica política, y empezar a diferenciar entre los disidentes, que le piden al régimen que se reforme, que haga concesiones, para que mejoren las condiciones económicas del pueblo y se comparta el poder; y los opositores, que quieren que termine el régimen de opresión y Cuba alcance un status político, económico y social de plenas libertades, donde al poder se acceda por medio de la lucha democrática y no por componendas y conveniencias, que satisfagan ambiciones personales.

No se puede construir un futuro para la isla si se olvidan y perdonan los crímenes de una dictadura contra miles y miles de cubanos. Lo que Cuba necesita no es una transición pacífica, sino el derrocamiento definitivo del castrismo y su legado de forma pacífica. La invalidación política de los castristas que son responsables del manejo de las estructuras del poder y de la represión desde el poder. Y para desmontar el castrismo, como se desmontó el nazismo alemán, habrá que hacer justicia, porque en una sociedad donde predomina la ausencia de justicia se tiende a olvidar su valor.

Estaría bien recordarle a Guillermo Fariñas, a los reformistas, al amanuense de México y al poeta de Miami, la importancia de la memoria edificante para evitar que nos falte la justicia. No es un problema de odio infinito, sino de sentido común . Y quizás un bolero cantado por el gran Barbarito Diez lo dice mucho, pero muchísimo mejor que como lo puede decir la elegía de cualquier intelectual: "ausencia quiere decir olvido, decir tinieblas, decir jamás. Las aves pueden volver al nido, pero las almas que se han querido, cuando se alejan no vuelven más... Si tantos sueños fueron mentira, por qué te alejas cuando suspira, tan hondamente, mi corazón".

lunes, 26 de julio de 2010

El Arte del Gran Mogol o Cómo Matar los Burros a Pellizcos


Un fanático es un individuo que tiene razón
aunque no tenga razón
Jaume Perich

Desde la tinta que chorrea su columna periodística, el arte del Gran Mogol infecta la semántica de sus diatribas con el veneno de la distorsión, con el hábito de denigrar y mentir sin escrúpulos. Y si Zahir al-Din Muhammad aprovechó las desavenencias en la India, para avasallar al sultán de Delhi e instaurar una despótica dinastía mahometana en el norte del subcontinente, que todavía hoy es causa de los grandes enfrentamientos religiosos en esos lares, el Gran Mogol de Miami aprovecha la compleja realidad que vive la sociedad cubana y, desde el privilegio expositivo que le ofrece El Nuevo Herald a sus opiniones, se comporta como un fanático que finge ser un librepensador colocado al centro del espectro ideológico de izquierda, tal y como muchos otros que cohabitan con él (como muchos otros que estuvieron en el mismo lugar que hoy está él), con el claro propósito de imponer la creencia de que la realidad cubana es la que nos intenta vender.

La obsesión del Gran Mogol, como la de otros hermanos de su tribu, es el exilio que se opone al régimen despótico que ejerce el poder desde La Habana, en cualquier lugar que esté, de manera vertical y desafiante, aunque el exilio de Miami es su principal objeto del deseo. Como buen evangelista de izquierda intenta transustanciar su verdad en Verdad.

El Mogol miamense, en su perversa condición de "cubanólogo", traza pautas y define condiciones políticas inventadas (en el contexto de una realidad que sólo existe en su imaginación, o en las encuestas pagadas por Cuba Study Group, que siempre coinciden con ideas precocinadas en los intereses personales de su líder), como cuando intenta hacernos creer que existe un "sector conservador del exilio", para ocultar la existencia de una mayoría conservadora en el exilio, que en innumerables ocasiones ha manifestado su fuerza y capacidad de influencia públicamente. Y es que esa terminología es parte de su vieja táctica de guerra: fingir que la mayoría del exilio favorece la reconciliación con el castrismo y la aprobación de políticas que ayuden a oxigenar su permanencia en el poder, para así propiciar el comercio de esa visión en los pasillos del poder político en Washington.

Por otro lado, Mogol le da a las palabras un significante que no tienen. Les atribuye un signo negativo, retrógrado y detestable. Y es que, en su imaginario, los conservadores son aquellos que representan una "contrarrevolución fracasada". Pero no tiene la ética que se requiere para reconocer que no podría trabajar en El Nuevo Herald-un periódico que no existiría de no ser por esa "contrarrevolución fracasada"-, si el castrismo dejara de existir, de expulsar de la isla a millones de cubanos, porque la sobrevivencia e importancia del diario está ligada, irremediablemente (al igual que la de otros medios de comunicación), a la vitalidad de la comunidad cubana, la más numerosa, poderosa e influyente minoría de La Florida. En su lógica corrupta está convencido de que le conviene profesional y económicamente que sobreviva el castrismo más allá del factor biológico, y al mismo tiempo acusa a los anticastristas de querer lo mismo.

Mogol, para confirmar su poco mérito como analista político, etiqueta, rotula, señala, marca, pero nunca conceptualiza. No es capaz de ilustrarnos con los argumentos que prueben el mencionado fracaso de la contrarrevolución. Pero hemos de suponer que el hecho de que los Castro hayan gobernado más de medio siglo es lo que para él lo prueba. Por supuesto, no le resulta cómodo analizar las causas ni el contexto. Pasa por alto la sumisión del castrismo a los intereses geopolíticos de la Unión Soviética, la complicidad de sucesivas administraciones norteamericanas, y la cobardía política de Kennedy y el apoyo de los liberales estadounidenses en colaboración con los quinta columnistas cubanos, a los que sin duda, de una forma u otra, está afiliado. Su cuerpo intelectual se limita a la descalificación, el ninguneo político y la verborrea de barricada. En eso, son muchas las coincidencias (terminología, estrategias, tácticas, causas, puntos de vista, ataques, aliados) con individuos que abiertamente han declarado su adhesión al castrismo y ejercido labores de espionaje al servicio de una potencia extranjera, como la siempre infame, furiosa y alborotadora Vicky Peláez. También muchas son las coincidencias y afectos con hombres que en otras épocas han empuñado el fusil castrista desde la misma barricada, como Max Lesnik y su enrevesada, ruinosa y desgraciada cohorte de bufones. Y aquí se impone aclarar que los epítetos no son ataques personales, sino perfiles sicológicos, descarnadas y fieles caracterizaciones.

Es medular para el Gran Mogol establecer diferencias. Por eso se esfuerza en que sus lectores sepan que para él Yoani Sánchez no es una contrarrevolucionaria tradicional. Los que entran en esa categoría son enemigos de clase del Mogol. Son los que no creen en los dogmas del Mogol: diálogo excluyente con el castrismo, concesiones económicas, liberación de espías, levantamiento del embargo, no confrontación política, y reformas económicas paliativas dentro de la misma estructura de leyes e instituciones de carácter totalitario. Pero establece, con un tufo de amenaza, que si ella deja a un lado su uso de las tecnologías para mostrar su "visión generacional sobre la isla"-entiéndase una confrontación más activa o radical-, pasará a ser una contrarrevolucionaria fracasada.

Mogol se esfuerza porque le creamos que su definición de contrarrevolución tradicional significa violencia. Para él todo el exilio que no esté en comunión con sus dogmas es violento, cuando la verdad es que la inmensa mayoría del exilio quiere para Cuba un cambio sin derramamiento de sangre, pero un cambio que termine con la autarquía de los Castro. Quizás por eso prefiere el término contrarrevolución y no el de anticastrismo. Y es que Mogol cree que lo que impera en Cuba fue y sigue siendo una revolución. No se rinde ante la evidencia histórica de que la revolución murió en su propia génesis, mediante la personalización despótica ejercida por Fidel Castro, a través de la represión como sistema, como institución medieval, con ejecuciones, torturas e inquisición incluidas

El arte que el Gran Mogol miamense está desarrollando busca justificar y legitimar la polarización del debate sobre Cuba en dos grandes grupos: los reformistas y los contrarrevolucionarios, que no hace más que seguir la "vieja táctica" castrista de dividir a los cubanos en revolucionarios y contrarrevolucionarios. Para Mogol el reformismo es el camino ideal, es dialéctica; y la contrarrevolución es un equívoco, una anquilosada perversión. Este reduccionismo de Mogol ciertamente lo exhibe como el burro político que es-¿será por eso que es un demócrata a la americana? Para Mogol el reformismo es el que busca el cambio "pacífico y paulatino". Y la contrarrevolución la que busca el cambio radical y violento.

Pero la verdad es que por un lado, el reformismo de Mogol persigue cambiar las actuales condiciones económicas en Cuba a base de créditos, inversión de capital norteamericano y turismo, sin exigirle al sistema concesiones políticas, para luego sentarse a esperar que al castrismo le dé la gana, si es que alguna vez le da la gana, de permitir que empresas cubanoamericanas entren al juego bajo sus condicionantes, que es a lo que aspira el Cuba Study Group. En otras palabras: la vietnamización de Cuba-Raúl Castro simpatiza más con Vietnam que con China. Mientras, por otro lado, lo que Mogol llama contrarrevolución, salvo individuos aislados, también quiere el cambio pacífico, y que las condiciones económicas de Cuba se transformen con libertad total, pero al mismo tiempo no acepta la inmovilidad política.

Los tartufos de la "cubanología", como el Gran Mogol, buscan convencer al mundo de que la oposición es reformista, al asegurar que "los opositores que se han destacado en los dos o tres últimos años" no se han pasado al bando de los contrarrevolucionarios. Y aquí hay que volver a la semántica aplicada al contexto de la lucha política bajo un régimen totalitario. El opositor es aquel que se opone abiertamente al sistema totalitario y a todo lo que este significa y representa, desafiándolo con la confrontación cívica pública y pacífica (como lo hizo el sindicato Solidaridad en Polonia, como lo hacen las Damas de Blanco en Cuba), por lo tanto, por lo general, no podría ser un reformista en los términos en que lo plantea el Mogol. Mientras que un disidente es aquel que disiente de algunos-o todos- signos y representaciones del régimen totalitario, pero no lo confronta ni lo desafía abiertamente, sino que se limita a pedirle que cumpla sus compromisos internacionales, como el respeto a los derechos humanos, por lo que sí podría ser un reformista a lo Mogol. No por gusto hay tantos ex-castristas entre los disidentes y casi ninguno entre los opositores. Por supuesto, estas no son categorizaciones rígidas, y las excepciones están de los dos lados, porque la lucha de las ideas no es un todo homogéneo e inalterable. Pero si hemos visto a Darsi Ferrer y su esposa en las calles, es muy difícil que veamos a Chepe. Si hemos visto el enfrentamiento de Reina Luisa Tamayo y Jorge Luis García Pérez "Antúnez" con la policía política, es muy difícil que eso suceda con Elizardo Sánchez u Osvaldo Payá.

Si la oposición y la disidencia cubana no desean que la isla hipoteque el futuro bajo el control político de un castrismo reciclado tras la complaciente cortina de las reformas económicas, si quieren que el cambio sea pacífico, pero real, tienen que identificar a los mogoles de Miami y de Cuba y, por burros, matarlos políticamente a pellizcos.

Tal y como han demostrado los últimos acontecimientos, en Cuba jamás se van a lograr los cambios políticos y económicos que el país necesita, con un movimiento de unos cuantos blogueros que nadie lee dentro de la isla, y sin protestas y reclamos públicos, que pongan en jaque la inmovilidad del castrismo y derrumben el discurso de que en más de medio siglo la revolución ha hecho una Cuba mejor, con el que los castristas pretenden legitimar a la dictadura que usurpa el poder.

Los apologistas a ultranza, a cualquier precio, del cambio pacífico deberían saber que sólo la oposición abierta, la conquista de los espacios políticos prohibidos, a través de la desobediencia cívica, podrá evitar el derramamiento de sangre, que siempre es una posibilidad latente, una espada de Damocles sobre la cabeza del opositor, porque después de todo, a lo largo de la historia son muy extraños los cambios de regímenes de manera pacífica.

Pero eso es precisamente lo que no quiere el Gran Mogol de Miami. Tiene miedo que la oposición-la contrarrevolución- logre, como Václav Havel en Checoslovaquia, convocar a "la vida en la verdad", para oponerse a "la vida en la mentira", y arrinconar a los hermanos Castro, forzándolos a los dos únicos desenlaces posibles: el exilio en un refugio negociado. O la aniquilación al estilo de los Ceacescu. Quizás, debo reconocerlo, el segundo escenario sería el más peligroso, porque los "ajusticiadores" tratarán de camuflarse bajo nuevas identidades políticas y validarse al estilo de Bulgaria, Albania y Rumania, donde los comunistas, travestidos, siguen controlando la economía, la policía política, los medios de comunicación y las Fuerzas Armadas.

A Cuba no le queda más remedio, si desea el progreso, que intentar, de una forma u otra, sacudirse de encima la larguísima noche de odio y muerte que ha sido el castrismo. Tal vez para entonces, al abrirse los expedientes del departamento M-1 del MININT cubano, sepamos cuál era la verdadera naturaleza del Gran Mogol y su tribu.

domingo, 25 de julio de 2010

La Indigencia de los Periódicos Hispanos en Estados Unidos


Si el fin de los periódicos como hoy los conocemos se hace realidad, no se deberá tanto a la crisis en que los ha sumergido la llegada de nuevas tecnologías y a la poca capacidad de reacción para implementar nuevos modelos de negocios (que son sólo la parte visible del iceberg), como al predominio y control que han ejercido en la prensa plana el pensamiento de izquierda (defensor a ultranza del populismo y de dictaduras nacionalistas; y generalmente antisemita, antisionista y proislámico; y muchas veces de notable antiamericanismo) en todas sus variantes, por un lado, y el exceso de lo políticamente correcto (el ejercicio desmedido de la contención del pensamiento crítico, la cultura del diálogo a ultranza y el ejercicio del discurso vacío-light o deslavado en el mejor de los casos)y la banalidad (predominio del voyeurismo, la significación grandilocuente de la vida falsa e hipócrita tras el vidrio de la televisión, dándole categoría de arte, el endiosamiento de figuras públicas y la ausencia de crítica de arte, que permite categorizar la basura a niveles divinos, simulándola como cultura popular ) , por el otro. Y quizás en los periódicos hispanos de Estados Unidos, que viven contra natura (existen-tal vez sería mejor decir sobreviven-en un medio que no es el ideal, a costa de enfocarse en comunidades hispanas predominantes en determinadas zonas del país), sea donde con mayor claridad se muestra este fenómeno.
No es extraño despertar con la noticia de que una periodista peruana ha sido una espía de los rusos durante años. O descubrir que un cantante se convierte en suceso con el anuncio de que se exhibirá desnudo por los mares de Miami si la selección de su país gana el mundial de futbol. No es extravagante leer que un columnista cree que es un iluminado capaz de profetizar la inminente revolución del pensamiento, a través de los descubrimientos de la física cuántica que es incapaz de entender. O que otro hace funciones de agente de influencia de la inteligencia del castrismo en Cuba, embistiendo contra todo aquello que no cabe en su cabeza, mientras finge que es un librepensador y oculta bajo ese ropaje su antiamericanismo progresista a favor de comerciar con la dictadura cubana, mientras propone un intercambio de espías, y para ello tiene el descaro de darle esa categoría al subcontratista Alan P. Gross, y ponerlo al mismo nivel de cinco convictos confesos. Uno de los cuales es culpable de la muerte de ciudadanos norteamericanos.
Pero quizás lo más patético es ver cómo en la prensa hispana se impone lo políticamente correcto, y los analistas no se atreven a decir lo que piensan. Es común leer a los que dicen que ante los desmanes de Hugo Chávez en Venezuela, lo funcional es denunciarlo, que la "diplomacia de las sanciones y la denuncia es el único recurso" para evitar que haya una confrontación bélica entre Colombia y Venezuela. O que Corea del Norte e Irán desarrollen sus armas nucleares. O que Hezbollá y los palestinos se sienten a negociar la paz con Israel.Y eso, a pesar de que todos sabemos que los sicópatas que desgobiernan esos países no entienden otro lenguaje que no sea el de las armas y la aniquilación.
Al final, esta situación sólo define el estado de indigencia que está asesinando a toda velocidad a la prensa hispana en Los Estados Unidos.

viernes, 23 de julio de 2010

Conmemoran a Orlando Zapata

La madre de Orlando Zapata Tamayo encabezó el viernes una marcha con una veintena de activistas hasta la tumba de éste sin que fueran obstaculizados por agentes de seguridad ni turbas progubernamentales como ha ocurrido habitualmente.
La Seguridad del Estado ha impedido en otras ocasiones a Reina Luisa Tamayo la peregrinación alñ cementerio de de Banes donde está enterrado su hijo para recordar su la muerte el pàsado 23 de febrero.
El grupo que acompañó a Reina Luisa estaba formado por 21 adultos y niños, vestidos de blanco y llevando fotos de Zapata Tamayo, y marcharon por más de dos horas. En el cementerio, observaron un minuto de silencio ante la tumba, cantaron el himno nacional y rezaron.
Los integrantes también gritaron "¡Zapata Vive!'' y "¡Abajo los asesinos!'' en múltiples ocasiones durante la manifestación.
Aunque aún no se sabe nada de cuatro hombres y una mujer detenidos por la policía el jueves para que no participaran en la marcha.

Alemania Exige Cambios al Castrismo



Angela Merkel pidió que la dictadura cubana haga realidad el inminente anuncio de que todos los presos de la Isla serán liberados. Además señaló que los Castro "deben cambiar su política de forma fundamental"

El Ejecutivo alemán que encabeza la canciller Angela Merkel exigió hoy a la dictadura cubana que lleve a cabo reformas verdaderas y no se quede sólo en la liberación de disidentes políticos. "Exijo al régimen que haga realidad inmediatamente el anuncio del presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, de que todos los disidentes presos serán liberados", dijo el responsable de política humanitaria y de derechos humanos del gobierno de Berlín, Markus Löning. "Pero no basta sólo eso", añadió en un comunicado. "El régimen cubano debe cambiar su política de forma fundamental. Tiene que respetar de una vez a los derechos humanos y hacer posible a sus ciudadanos una vida digna y autodeterminada". "Para ello, los ciudadanos de Cuba tienen que poder decidir también su gobierno mediante elecciones libres", concluyó el representante alemán.

jueves, 22 de julio de 2010

Chávez Rompe Relaciones con Colombia

El gobierno venezolano anunció la ruptura oficial de relaciones con Colombia después que este país denunció en la Organización de Estados Americanos (OEA) la presencia de jefes guerrilleros colombianos en Venezuela.
Y Chávez hizo el anuncío con Maradona a su lado, con cara de no entender nada, en medio de un acto de carácter deportivo.
Según Chávez, es una decisión adoptada "por dignidad'' ante a las acusaciones del gobierno del saliente mandatario Alvaro Uribe.
La denuncia colombiana en la ONU de que 1,500 guerrilleros colombianos se mueven libremente en territorio de Venezuela donde conspiran, descansan y hasta tocan piano, mostrando fotografías de campamentos de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio venezolano.
Colombia dijo que son por los menos 87 campamentos de la guerrilla colombiana que operan en ese país en lugares, donde "están muy relajados, donde comen cerdo, donde están muy tranquilos, no es como están en Colombia. Es que ellos allá están en un campo de verano, engordando, descansando, y preparándose para atacar en Colombia''.

miércoles, 21 de julio de 2010

Jaime Suchlicki: Claro y Contundente Destruye a Study Group, Moratinos y Chepe


El gobierno de Estados Unidos debe proceder con cautela ante la excarcelación de presos políticos cubanos porque se trata de "una maniobra" de La Habana para influir en el levantamiento del embargo y la prohibición de los viajes, según un análisis divulgado este martes, informó EFE.

Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, advirtió en el informe que las acciones de Raúl Castro no son el comienzo de una mayor apertura en Cuba.

"La reciente liberación de presos políticos en Cuba es una maniobra obvia del régimen de Castro para influir en el Congreso de Estados Unidos" y conseguir "aliviar el embargo y poner fin a la prohibición de viajes a Cuba", dijo Suchlicki.

El gobierno del general Raúl Castro se comprometió a principios de julio ante la Iglesia Católica de la Isla y el gobierno español a excarcelar a 52 presos políticos cubanos en un plazo máximo de cuatro meses. Once de esos disidentes llegaron a España con sus familias la semana pasada. Otros ocho deben hacerlo entre este miércoles y el viernes.

Según Suchlicki, con la excarcelación de "una pequeña fracción de los presos políticos", el Gobierno de la Isla espera "debilitar" la Posición Común de la Unión Europea (UE) hacia Cuba y premiar los "esfuerzos infructuosos de España para influir en el gobierno cubano durante los últimos cuatro años".

Vigente desde 1996, la Posición Común condiciona las relaciones de la UE con La Habana a avances democráticos y en materia de derechos humanos.

Además, "este movimiento calculado y táctico debilita la oposición interna con el envío de líderes potenciales y sus familias al exilio; pone fin a las varias huelgas de hambre que han conmocionado a la opinión pública internacional y ofrece una pequeña rama de olivo a Estados Unidos y a la UE", precisó Suchlicki.

En su informe "Implicaciones de ponerle fin a la prohibición de viajar a Cuba", el académico considera que el Gobierno estadounidense debe responder "con concesiones pequeñas, o posiblemente no debe responder. El levantamiento de la prohibición de los viajes de turistas de Estados Unidos a Cuba sería una gran concesión completamente fuera de proporción al gesto de Cuba".

Alertó que si se levanta esa prohibición sin que se registren grandes cambios en la Isla caribeña beneficiará sólo al régimen castrista que, a su vez, no adoptaría reformas económicas "más amplias" al contar con los ingresos de los turistas estadounidenses.

Ingresos que, afirmó, apoyarían los negocios del gobierno y fortalecería las empresas del Estado, al tiempo que recordó que la industria del turismo está controlada por los militares y por Raúl Castro.

Los turistas tendrían contacto limitado con el pueblo cubano debido a que la mayor parte de los complejos turísticos se encuentran en áreas aisladas y el cubano promedio no tiene acceso a los mismos, además, están controlados por un "eficiente mecanismo de seguridad", dijo Suchlicki.

"A los turistas tampoco les interesa visitar la Isla con el propósito de subvertir su régimen y la Ley número 88 de Cuba, proclamada en 1999, prohíbe que cubanos acepten publicaciones de turistas", señaló.

Una vez que los turistas comiencen a visitar Cuba, el Gobierno restringirá las visitas de los cubanoestadounidenses que son considerados como "un grupo mucho más subversivo ya que pueden hablar con amigos y familiares en la Isla y persuadirles a cambiar de opinión sobre el régimen castrista y los Estados Unidos", opinó el académico.

Otra de las consecuencias, a su juicio, sería el impacto que tendría ese turismo en Cuba sobre "islas más pequeñas en el Caribe como Jamaica, República Dominicana, Bahamas, Puerto Rico, e incluso Florida, que dependen en gran parte del turismo para su bienestar económico".

Suchlicki advirtió también que si se eliminan las restricciones de viaje sin que Cuba haga concesiones significativas, "los enemigos" de Estados Unidos recibirían un "mensaje erróneo de que pueden expropiar propiedades estadounidenses sin compensación y permitir que su territorio se utilice para introducir cohetes nucleares destinados a Estados Unidos".

También que pueden apoyar el terrorismo y la propaganda en contra Estados Unidos y que "a pesar de todo esto, los Estados Unidos van eventualmente a 'olvidar y perdonar', además de recompensar estas políticas con turismo, inversiones y ayuda económica".

"La restricción de los viajes y el embargo deben terminarse como resultado de negociaciones entre los Estados Unidos y un gobierno cubano dispuesto a otorgar concesiones económicas y políticas significativas o cuando se establezca un gobierno democrático en la Isla", opinó.

martes, 20 de julio de 2010

Le dan la salida a Sigler Amaya


Ariel Sigler Amaya.
(Radio Martí) - Las autoridades cubanas de Inmigración otorgaron este martes el permiso de salida al prisionero de conciencia Ariel Sigler Amaya, para que viaje a Los Estados Unidos a atenderse serios problemas de salud, tras la intervención del cardenal Jaime Ortega, y luego de que la víspera el ex preso político que está en silla de ruedas fuera víctima de un violento acto de repudio en la ciudad de Matanzas.

Sigler, quien cuenta con una visa humanitaria otorgada por Estados Unidos, se presentó el lunes en las dependencias de inmigración, acompañado de su esposa y otros tres familiares, y fueron agredidos física y verbalmente por partidarios del régimen que las autoridades habían concentrado previamente en el lugar.

Juan Francisco Sigler, dijo por vía telefónica que su hermano fue sacado del lugar por la policía en un microbús que lo condujo a la localidad de Pedro Betancourt, donde reside.

Este martes su esposa, Noelia Pedraza Jiménez, explicó a Radio Martí que el cardenal Ortega se había comunicado con ella para informarles que le entregarían el permiso de salida, conocida como la tarjeta blanca.

Pulse en audio si desea escuchar el reportaje de Amado Gil.

lunes, 19 de julio de 2010

Moratinos, la UE y los presos políticos cubanos

Están liberando a los presos políticos cubanos gracias al diálogo, le dice el canciller español Moratinos a la Unión Europea. Moratinos afirma que la postura del gobierno de España está reivindicada y que la Posición Común de la UE hacia Cuba se debe abandonar. Hay una ``nueva era'' en Cuba.

La prometida liberación (o posiblemente el exilio) de 52 presos políticos es, sin duda, una buena noticia, pero, ¿en realidad cómo ocurrió y cuál debe ser ahora la postura de la comunidad internacional frente a Cuba?

El diálogo con Cuba no es nuevo para la UE. Desde que se adoptó la Posición Común en 1996, una legión de ministros europeos ha visitado Cuba y muchos funcionarios del gobierno cubano han visitado Europa. La UE ha patrocinado importantes programas de cooperación con Cuba e intercambios científicos, educativos, deportivos y culturales. También han llegado a la isla turistas e inversiones de la UE. El objetivo es promover una mayor apertura política y económica en Cuba.

Este diálogo y esta relación se han logrado con una Posición Común. La UE y Cuba abrieron una oficina de la Comisión de la Unión Europea en La Habana el 13 de marzo del 2003, y el gobierno cubano quedó encantado. Sin embargo, cinco días después, cuando los ojos del resto del mundo estaban en Irak, se produjo el encarcelamiento de los 75, cuya liberación estamos viendo ahora. La UE impuso sanciones diplomáticas a Cuba e invitó a los disidentes y a sus familiares a sus fiestas, junto a miembros del gobierno. Fidel Castro estaba furioso, organizó concentraciones masivas contra la embajada española y la italiana, y congeló los contactos diplomáticos. La embajada británica recibió una amenaza de bomba. La solidaridad que la UE alentó ayudó a la formación del grupo de las Damas de Blanco. Ellas y Oswaldo Payá han ganado distinciones del Parlamento Europeo. Todo esto ocurrió bajo la Posición Común.

Moratinos ocupó su cargo en el 2004 y propuso un cambio radical en la política de la UE. Cuestionó el propósito de las sanciones, alegando que la Posición Común obstaculizaba ``una relación serena y segura'' entre la UE y Cuba. Negoció el levantamiento de las sanciones. Catorce presos fueron liberados en diciembre del 2004 (mientras las sanciones de la UE seguían en pie), entre ellos figuras prominentes como Raúl Rivero, Martha Beatriz Roque y Oscar Espinosa Chepe. Desde el levantamiento de las sanciones, no hubo otra liberación masiva de presos hasta este julio.

La diplomacia de Moratinos ha contemplado un contacto periódico con el gobierno cubano. Pero en La Habana, Moratinos ha rehusado reunirse con figuras de la oposición y no cuestionó el historial del gobierno cubano en derechos humanos. En el 2009, dijo que el abandono de la Posición Común hacia Cuba sería un objetivo central de la presidencia española de la UE en la primera mitad del 2010. ¿Por qué? Porque era irrespetuosa hacia el gobierno cubano y obstaculizaba una relación ``normal'' entre Cuba y la UE.

Cinco años después que la UE levantó sus sanciones, Yoani Sánchez ha sido atacada, las Damas de Blanco sufrieron acosos y amenazas, y Orlando Zapata Tamayo murió defendiendo la causa de los disidentes presos.

El 11 de marzo del 2010, el Parlamento Europeo condenó al gobierno cubano por la muerte de Zapata y pidió que la UE renovara su atención a los derechos humanos. El 24 de marzo, el presidente Obama manifestó idénticos sentimientos. En abril del 2010, el cardenal Ortega dio su ahora famosa y franca entrevista a Palabra Nueva, de la Iglesia Católica, y cubanos respetados, como Silvio Rodríguez y Carlos Varela, criticaron la represión en Cuba.

La liberación de los presos no puede atribuirse simplemente al ``diálogo''. La UE ha tenido que jugar un papel más versátil mientras los cubanos han ganado audacia. La reafirmación de la Iglesia siguió a la indignación en la UE y en todo el mundo y mostró lo que muchos sospechaban: que la Iglesia había descuidado por mucho tiempo su potencial para ejercer una influencia política. La Iglesia ha adoptado la causa de los disidentes y las frustraciones más generales. Junto con el coraje de la oposición, han forjado una alianza eficaz. Pero la UE también ha seguido concentrada en Cuba. Sus turistas, sus inversiones y su cooperación siguen en la isla. No obstante, se negó a abandonar la Posición Común en junio del 2010, como quería Moratinos, y pospuso una revisión hasta septiembre. Hoy vemos los resultados.

Moratinos puede reclamar crédito por mantener la atención de la UE hacia Cuba, pero la firmeza de la UE al denunciar la represión en la isla ha demostrado ser más valiosa desde 1996. Ha contribuido a producir más que un diálogo. La UE debe tener en cuenta estas lecciones cuando revise en septiembre su política hacia Cuba y la continua falta de libertades básicas en la isla.

Embajador del Reino Unido en Cuba del 2001 al 2004.


Reunión en la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana


La misión diplomática de Estados Unidos en Cuba convocó a los familiares de presos políticos que descartan emigrar a España a una reunión el martes, a la que también invitó a representantes de la Iglesia y de la Embajada de Madrid, informaron este lunes a la AFP esposas de los opositores.

"Lo único que sabemos es que estamos invitados un representante de cada preso que no ha sido contactado por la Iglesia (que los consulta para emigrar) o de los que se han negado a viajar a España", declaró Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco.

El encuentro está previsto para las 13H00 locales (17H00 GMT) con funcionarios consulares y de la sección de refugiados, según Magaly Broche, esposa del disidente Librado Linares, de 50 años y quien cumple un pena de 20 años de prisión.

Pollán, esposa de Héctor Maseda (67), condenado a 20 años y quien rechaza emigrar a España, calculó que al menos una veintena de parientes de los presos políticos asistirán al encuentro, al que también "fue invitada la Embajada de España, según nos plantearon".

Tras un histórico diálogo entre el cardenal Jaime Ortega y el general Raúl Castro, 52 presos políticos que restaban en las cárceles de los 75 opositores condenados en 2003, comenzaron hace una semana a ser excarcelados.

De los 20 que aceptaron viajar, según la Iglesia, 11 se encuentran ya en España y otros nueve deben viajar este lunes, en tanto que el resto es consultado por el cardenal, aunque más de una decena podría declinar o expresar su deseo de viajar a Estados Unidos, de acuerdo con familiares.

Agreden a Ariel Sigler

Ariel Sigler Amaya. (REUTERS)

Ariel Sigler Amaya. (REUTERS)

Miembros de la Policía agredieron este lunes al ex preso político parapléjico Ariel Sigler Amaya, después de que éste protestara en las afueras de una dependencia migratoria por la demora en su permiso de salida del país, informó Europa Press.

"A Ariel lo agarraron por el cuello, con lo enfermo que está, y le pusieron las esposas tan fuertes que el brazo le quedó rojo. Después de eso, nos montaron en una guagua", denunció su esposa, Noelia Pedraza.

El disidente estaba acompañado de la periodista independiente Leticia Ramos y Rafael Pedraza, del Consejo de Relatores de Derechos Humanos, quienes, ante la "falta de respuesta" de las autoridades sobre el viaje de Sigler, iniciaron una pequeña protesta frente a la sede gubernamental.

Los presentes gritaron consignas como "Castro asesino" y "esbirros", lo que provocó la intervención de las fuerzas de seguridad que finalmente detuvieron "de manera agresiva" a los cuatro disidentes, comentó Pedraza.

El opositor y su esposa fueron trasladados a su vivienda en el municipio de Pedro Betancourt, mientras que se desconoce el paradero de los otros dos disidentes.

Sigler Amaya se había dirigido a la oficina de emigración de Matanzas para preguntar por el estatus de su solicitud, pero los funcionarios que le atendieron le informaron de que "tienen 30 días hábiles para darle una respuesta y ellos dicen apenas han transcurrido 11 días, cosa que no es cierta, porque esa autorización se pidió en junio", apuntó la Dama de Blanco.

Para su esposa, esto forma parte de una estrategia del régimen de Castro, que busca que "Ariel viaje a España y no a Estados Unidos, pero él no quiere porque prefiere irse a Miami con su hermano, ahí lo están esperando y eso ya lo hemos dicho".

Ante esta situación, Sigler Amaya ha manifestado su deseo de iniciar una huelga de hambre para presionar a las autoridades, pero sus familiares se oponen debido a su delicado estado de salud.

"Lo que si está claro es que vamos a hacer oposición, porque a Ariel lo tienen que dejar viajar a Estados Unidos, está muy grave, muy mal", lamentó su esposa.

lunes, 12 de julio de 2010

Fallece en Miami la cantante Olga Guillot

smoreno@elnuevoherald.com

La cantante cubana Olga Guillot --considerada la reina del bolero y embajadora de este ritmo y de la canción cubana en el mundo-- falleció hoy a los 87 años de un infarto en el hospital Mount Sinai de Miami Beach. Con un estilo de interpretar inconfundible, que unió sentimiento y energía, popularizó temas como Tú me acostumbraste, La gloria eres tú, La noche de anoche, y el que era considerado su himno, Miénteme.

Nacida en Santiago de Cuba, la cantante comenzó su carrera a los 14 años haciendo un dúo con su hermana. En la década de los 1950 era una figura infaltable en la radio y la televisión cubana. También trabajó en el cine mexicano en su época de oro con artistas como Germán Valdes "Tin Tán'', Pedro Armendáriz, Arturo de Córdova y Rosita Fornés.

Guillot, que expresó desde temprano su descontento con el gobierno de Cuba, se quedó en Venezuela en el año 1960 en la casa de otra importante cantante cubana, Renée Barrios.

"Estaba trabajando con un contrato en ese país cuando se enteró de que el gobierno había reposeído su casa'', recordó Barrios, sobre una de las razones de Guillot para emprender un viaje sin retorno, ya que la cantante nunca volvió a la isla.

"Ella estableció un estilo de decir las canciones. Fue la primera filinista, y una gran señora en el escenario. Unió la manera de cantar de los intérpretes norteamericanos con la de los cubanos'', apuntó Barrios.

Convertida en una estrella, Guillot se estableció en México donde ya gozaba de gran popularidad, y fijó allí su residencia durante cinco décadas. Actualmente compartía un apartamento lleno de memorias en el barrio de Polanco en el DF con otro en Bal Harbour, en Miami Beach.

"Olga fue la pionera, una referencia para las demás cantantes cubanas'', dijo Vicky Roig, destacada intérprete del bolero que era amiga de Guillot desde hace 50 años.

"Fue una abanderada de la causa cubana. Todo lo que quería era regresar a Cuba para cantar en Tropicana'', dijo Roig, quien estuvo con Guillot en la marcha en apoyo a las Damas de Blanco, convocada por Gloria y Emilio Estefan en marzo en Miami.

"Era muy ocurrente, muy simpática, con sus amigos era encantadora. Se dejaba querer y sabía devolver el cariño'', recordó Roig.

Guillot estuvo casada con el actor cubano Alberto Insúa y tuvo una hija, Olga María --también cantante--, con el reconocido compositor cubano René Touzet.

"Olga tuvo la suerte de estrenar casi todo lo que se compuso en Cuba en los años 40 y 50. Los temás de José Antonio Mendez, César Portillo de la Luz, y Frank Domínguez. También dio a conocer los temas iniciales de Lolita de la Colina, y en su show en Televisa [en la década del 60] lanzó la carrera de jóvenes cantantes que llegaron a ser grandes figuras como José José'', señaló el actor y periodista Evelio Taillacq, que la tuvo como invitado en un show que él presentaba en los años 80 en la cadena Telemundo.

"Tenía mucho sentido escénico. Sabía cómo poner de pie al público'', recordó Taillacq, señalando que uno de sus aportes más importantes fue demostrar que las intérpretes femeninas podían ser atractivas para el mercado de discos.

"Con Miénteme, de Chamaco Domínguez, rompió con el mito de que las mujeres no vendían discos. Puso la [casa disquera] Discos Puchito a la cabeza de ventas en Cuba''añadió Taillacq, destacando que años más tarde fue la primera latina en llenar el Carnegie Hall.

Según sus allegados, es posible encontrar fotos de momentos memorables en la carrera de Guillot con Sarah Vaughan, Edith Piaf y Nat King Cole, a quien le dio algunos consejos sobre la manera de cantar en español cuando este grabó su famoso disco en Cuba.

"En la Marcha de las Damas de Blanco, las personas que estaba a su alrededor coreaban: ¡Olga, Olga! y ella agradecía el afecto del pueblo'', contó Roig, indicando que "hace cinco días había hablado con ella y estaba bien. Me dijo que preparaba un show en México con una orquesta".

sábado, 3 de julio de 2010

El Día que el Castrismo Perdió dos Veces en el Mundial de Sudáfrica


Hoy el castrismo perdió por partida doble en el mundial de Sudáfrica. Primero, cuando no hubo guerra nuclear antes de los cuartos de final, tal y como profetizó el brujo mayor hace unos días, con ese afán apocalíptico que lo domina desde que tuvo largos orgasmos a principios de los años 60, cuando cada noche soñaba con volar la Casa Blanca con Kennedy dentro, y ser él mismo quien apretara el botón que borrara del mapa a todos los cubanos.

La segunda derrota le llegó con la magistral goleada que Alemania le propinó a Argentina por cuatro goles a cero. Durante toda mi vida he simpatizado con el futbol argentino y sus extraordinarios jugadores. Todavía recuerdo los goles de Mario Alberto Kempes, y los de Maradona. Hoy día mi jugador favorito es Leo Messi, a pesar de que soy hincha del Real Madrid. Pero desde que Maradona es el director técnico de Argentina, no me sastiface el futbol de la selección suramericana. Y es que no puedo simpatizar con un equipo que dirige un furibundo defensor del castrismo, que lleva tatuado en su cuerpo la imagen de un asesino de cubanos: Ernesto "Che" Guevara, que se refugió en Cuba a consumir cocaína, como muestra la foto.
Maradona no tiene, como entrenador, el talento que le sobraba como jugador. Su clasificación hasta cuartos de final fue sólo un espejismo, en el que mucho ayudó la calidad de sus jugadores y el pésimo arbitraje ante México. Argentina, cuando enfrentó a un rival de nivel, mostró todas sus carencias, o quizás su única carencia: es un equipo que juega sin idea, sin un verdadero sistema. Hoy, con Messi anulado, se evidenció. Y es que, como en las eliminatorias, cuando Messi desaparece, desaparece Argentina.
Al que hay que cuestionar es al presidente del futbol argentino, que le dio el mando a un patán ignorante, prepotente y con ínfulas de totalitario.
Argentina está merecidamente fuera del mundial, y el castrismo resultó aplastado bajo la lápida del sentido común y la goleada alemana.

martes, 29 de junio de 2010

Herta Müller: <Los que no éramos fusilados éramos atacados por perros>

La premio Nobel rumana presentó en Madrid su novela «Todo lo que tengo lo llevo conmigo», el relato de la deportación a Ucrania, en 1945, de 100.000 rumanos de la minoría alemana


La descarnada tragedia de miles de rumanos, deportados a una especie de «infierno gulag» en Ucrania en 1945 -donde el polvo del cemento era un cortina que cubría incluso a las ratas que merodeaban por los barracones-, es narrada de modo escalofriante por la premio Nobel Herta Müller en su nueva novela, «Todo lo que tengo lo llevo conmigo» (Siruela Nuevos Tiempos), que ha presentado en el Instituto Goethe.
Rumanía, finales de la Segunda Guerra Mundial. De las conversaciones mantenidas con su compatriota y amigo el poeta Oskar Pastior (1927-2006) y con otros supervivientes, como su madre, de las deportaciones de rumanos de origen alemán a las fauces de Stalin, Herta Müller reunió el material con el que después escribió «Todo lo que tengo lo llevo conmigo».
Herta Müller nació en Nitzkydorf, Rumanía, 1953, como miembro de la minoría alemana, pero desde 1987 vive en Berlín dedicada a la escritura. Estudió Filología alemana y rumana, y desde 1995 es miembro de la Academia Alemana de la Lengua y Literatura. Como señaló en la presentación de su libro Mercedes Monmany, crítica literaria de ABC y una de las mejores conocedoras de la literatura del Este, Herta Müller es una «maestra del lenguaje, que acerca la realidad del Holocausto y del estalinismo, que habla de la persecución y de la opresión a los disidentes por parte del dictador Ceacescu, y que nos transmite la realidad de las deportaciones de poblaciones enteras a la Rusia de Stalin, seres humanos que eran llevados a territorio ruso como auténtico “botines de guerra”; así se lo contó un poeta amigo suyo, Oskar Pastior».
Este es el «infierno gulag» y el universo literario de Herta Müller, de viva voz:
UCRANIA, 1945:
Mi madre fue una de las cien mil personas, que sufrieron durante cinco años la deportación a un campo de trabajo en Ucrania, en 1945. Más tarde conocí a Oskar Pastior, uno de los grandes poetas europeos, que también fue enviado allí, y me empezó a hablar de lo que sufrieron en esos campos, y creó términos como “el ángel del hambre”, “el tiempo de piel y huesos”. Trabajamos juntos el relato de los hechos, pero de pronto Oskar murió y sentí un vacío tremendo. Abandoné las notas y las dejé a un lado. Algunos años después, las retomé y me enfrenté al libro sola. Lo hice por Oskar Pastior, él lo habría querido.
LA DEPORTACIÓN:
En Rumania era un tema tabú. Todos los soldados rumanos habían tomado parte en las campañas hitlerianas de destrucción de la Unión Soviética, pero, en enero de 1945 -todavía meses antes de que terminara la guerra-, solo los miembros de la minoría alemana fueron enviados a Ucrania para trabajos forzados de reconstrucción. Cercan de 100.000 rumanos de origen alemán fueron transportados como “botines de guerra” en vagones de ganado hacia el Este. Un lustro en condiciones inimaginables. Realizaron trabajos extremadamente duros en minas de carbón, en la construcción y en las granjas colectivas. No había comida, muchos murieron de hambre. Padecieron el frío, la gente trabajaba a la intemperie y moría congelada. Sufrieron todo tipo de infecciones y enfermedades a causa de las terribles condiciones sanitarias y la mayoría de los que sobrevivieron volvieron mutilados o con enfermedades crónicas.
LAS HERIDAS DE LA GUERRA:
Mi libro “Todo lo que tengo lo llevo conmigo” no es una terapia para cerrar heridas. No. Yo no necesito ninguna terapia. El sistema estaba enfermo; una dictadura es un sistema enfermo y todo el que se opone a ella está perfectamente sano; son los demás los que no lo están.
LA MARCHA HACIA ALEMANIA:
Como miembro de una minoría alemana en Rumanía, no me sentí humillada por el hecho de que Alemania pagara por nosotros para llevarnos a su país, sino porque Rumanía me vendiera. Rumanos, húngaros y serbios queríamos salir, huir por el Danubio o por la frontera verde, muchos fueron fusilados y los que no atacados por perros de presa asesinos.
ODIO:
No sé por qué dicen que yo odio a Rumania. Eso es falso, mentira, algo que jamás entenderé. Quizás se basan en lo que critico. Sí, crítico a Rumania porque entiendo el patriotismo como una forma de señalar que algo no está bien. No está claro si Rumanía se está moviendo hacia la democracia.
LA MEMORIA:
La realidad es un material con el que la lengua trabaja; la vida es vivida no con fines de ser contada; el recuerdo es una materia prima que la lengua tiene que desmenuzar. Una frase es una obra de arte.
LA ESCRITURA:
Da sentido a mi vida, y llena un vacío, que de lo contrario existiría.
LA IDENTIDAD:
Es un concepto para los políticos, no para los individuos.

jueves, 27 de mayo de 2010

La Carta Oculta de Lula da Silva


El presidente de Brasil Lula da Silva ha enviado una carta a los líderes de México, Estados Unidos, Francia y Rusia para pedírles que apoyen el acuerdo de canje nuclear iraní pactado por Brasil y Turquía.

Lula, en comparsa con el presidente de Turquía, se lanzó a ayudar al gobierno iraní, una dictadura autocrática que limita a su pueblo de todas las libertades, y que abiertamente ha declarado que desea desaparecer de la faz de la tierra a Israel-motivo principal por el cual busca obtener armamaneto nuclear-, y sin consultar con nadie, en un golpe efectista, publicitario, anunció al mundo un acuerdo en el que los iraníes estaban dispuestos a entregar su uranio a Turquía a cambio de combustible nuclear. La rapidez del acuerdo, la velocidad con el que fue cocinado al vapor, son, en sí mismos, motivos legitimos para la desconfianza. Sobre todo porque Irán nunca ha demostrado ser un interlocutor serio.
Pero Lula, inesperadamente, se reventó contra un muro, cuando su ambición de líder mundial recibió el rechazo de las grandes potencias, que respondieron al acuerdo con más sanciones contra la dictadura iraní.

Quien haya visitado alguna de las grandes urbes de Brasil, como Río de Janeiro o Sao Paulo, estará de acuerdo en que es inconcebible que Brasil siga pretendiendo ser un gigante mundial, con el lanzamiento de cohetes al espacio y la fabricación de submarinos nucleares (deberían las grandes potencias-incluyendo Francia que está facilitando la tecnología-poner un alto a estas ambiciones armamentistas de Brasil, porque esta tecnología en manos de un país socialmente inestable es un verdadero peligro), cuando millones de sus habitantes viven en condiciones de miseria absoluta, en favelas donde el nivel de vida se acerca al de países muy pobres como Haití. Y mucho menos que juegue a ser árbitro de conflictos internacionales, cuando ni siquiera puede resolver los gravísimos problemas de corrupción sociopolítica, de violencia doméstica (sus ciudades están entre las más peligrosas del mundo) y de narcotráfico institucionalizado que tiene.

Qué hay detrás de los delirios de grandeza de Lula da Silva? Cuál es la carta que esconde?

Bueno, ni siquiera la esconde mucho. El brasileño quiere, cuando deje de ser presidente de su país, ser presidente de la cada vez más despretigiada ONU.
Pero si hoy por hoy la ONU carece de la más elemental credibilidad (sólo basta mirar la composición de la Comisión de Derechos Humanos), con Lula da Silva enfrente sería algo así como poner a un ratón a cuidar un almacén de queso.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Las Dos Sotanas del Castrismo o el Conejo en el Sombrero


I. De la casualidad y la primera sotana

Es sabido que los comienzos del castrismo se fundaron al amparo de una respetable sotana, gracias a la amistad que existía entre dos gallegos: el arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Enrique Pérez Serantes, y el hacendado Ángel Castro. El origen gallego no sólo distinguía la relación, sino que era el ejemplo de dos emigrantes que en tierras lejanas habían alcanzado el éxito. Uno brillando dentro de la jerarquía de la iglesia católica cubana y con prestigio dentro de la curia pontificia. Otro haciendo fortuna con prácticas poco nobles, que iban desde la usurpación de tierras hasta el pago en especie a sus empleados.

A esa amistad entre gallegos apelaría Ángel Castro, después del fracaso del asalto al cuartel Moncada, para que Pérez Serantes escondiera a su vástago Fidel bajo su sotana, ante el desaforado espíritu de venganza del ejército.

En la aparición-entiéndase en el sentido cristiano- de la primera sotana del castrismo, como parte de una dramática secuencia aleatoria, la casualidad se comportó como una ontológica puta histérica, y fue a la cama con cuanto amante encontró en el camino en busca de alianzas y complicidades, con gestos exasperados y gritos innecesarios. Lo ocurrido después no fue un accidente histórico que cayó como maldición sobre el “alegre e ingenuo” pueblo cubano, como algunos nostálgicos de la República tratan de inculcarnos. Más bien fue el resultado de un apareamiento azaroso de Fidel Castro y Pérez Serantes. Dos individuos con determinaciones claras y propensiones objetivas. Uno tenía ambiciones de grandeza y poder. El otro, influido por la doctrina social de la iglesia, estaba empeñado en construir instituciones-como fue el Centro Obrero-y en participar activamente en los problemas sociopolíticos de Cuba, a través de la escritura de constantes cartas pastorales, que era una de las facetas visibles de su vocación de Apóstol.

La secuencia aleatoria inicia con Galicia como tierra de Pérez Serantes y Ángel Castro, y continúa con el colegio de Belén. Allí trabajó Pérez Serantes como empleado y ofició su primera misa tras ser ordenado como sacerdote. Allí llegaría, en 1942, un jovencísimo Fidel Castro a formarse bajo el visto bueno de los jesuitas. Luego vendrían una serie de acontecimientos que terminarían acercando sus caminos: Fidel Castro radicaliza su comportamiento violento, con la fallida participación en la expedición de Cayo Confites, en 1947, y con su oscura intervención en los sucesos del “Bogotazo”, en abril de 1948, que terminaron con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán (él único testigo vivo de lo ocurrido, además de Castro, es Alfredo Guevara; Rafael del Pino apareció ahorcado en su celda de preso político de Castro, y Enrique Ovares murió en Miami sin revelar la verdad de los hechos); Pérez Serantes es nombrado el 11 de diciembre de 1948 arzobispo de Santiago de Cuba; Chivás se suicida; Batista da el golpe de Estado; y Fidel asalta el Moncada.

La secuencia posterior de sucesos le van a dar una mayor responsabilidad a Pérez Serantes: tres días después del Moncada se involucra directamente en los hechos, mediante la circular “Paz a los muertos” que da conocer el 29 de julio, y un día después asume mayor compromiso con la “Carta a Chaviano”. Finalmente los caminos de Fidel Castro y Pérez Serantes se unen el primero de agosto de 1953, cuando la sotana del cura protege a Castro como manto sagrado, para evitar que los militares le ajusten cuentas.

A partir de ese momento, mientras Fidel Castro se lanza a la conquista del poder dándole continuidad a su violenta trayectoria, Pérez Serantes, el arzobispo enfundado en su labor pastoral y su afán apostólico, arremete con sus circulares durante siete años contra el gobierno batistiano.

El 11 de febrero de 1961, después de haber escrito unos diecisiete documentos a partir del triunfo del castrismo, y mientras cientos de cubanos se entregaban a la causa de recuperar la democracia, el arzobispo de Santiago- y toda la iglesia católica cubana- se calló la boca en uno de los silencios cómplices más terribles de la historia de Cuba. En agradecimiento, Fidel Castro declaró el carácter socialista de su revolución meses después. El fin del apareamiento azaroso de Fidel Castro y Pérez Serantes culmina en 1968 con la muerte del católico. Para sellar su éxito Fidel Castro le mandó una corona al funeral a nombre del Consejo de Ministros.

Siguiendo el concepto aristotélico ya sabemos lo que provocó la intervención en la historia de Cuba de la sotana de Pérez Serantes: más de medio siglo de una cruel y sangrienta dictadura.

II. De la casualidad y la segunda sotana

Intuyendo que la democracia terminará derrotando al totalitarismo, cual Filipo de Macedonia, Raúl Castro ordenó dejar morir, en lo que no era otra cosa que un asesinato de Estado premeditado, a Orlando Zapata Tamayo con la falsa creencia de que otra muerte le permitiría seguir ganando tiempo. Sin embargo, desconocedor de Aristóteles, no previno que toda causa tiene su efecto y mucho menos que "todo efecto debe ser proporcional a su causa". El castrismo no esperaba (protegido por Moratinos, alimentado por el chavismo, alentado por las medidas de Obama y con el aval de Lula y la “izquierda carnívora” latinoamericana) una condena mundial tan devastadora para la imagen de inocente víctima sitiada que ha procurado cultivar por décadas. Pero mucho menos esperaba el desafío de la huelga de hambre de Guillermo Fariñas (con su decisión de morir si no liberan a los 26 presos más enfermos) y que las Damas de Blanco incrementaran sus marchas por diferentes zonas de la capital en homenaje a la injusta e innecesaria muerte del albañil negro y en reclamo vehemente de la libertad de sus familiares presos.

El régimen de La Habana, que siempre ha estado capacitado para apaciguar a la opinión pública extranjera y al mismo tiempo anestesiar a la oposición interna, en esta oportunidad no pudo presagiar la letal combinación de acontecimientos inesperados y consecuencias que lo tomaron por sorpresa (quizás Raúl Castro, por falta de costumbre-acostumbrado a permanecer a la sombra del hermano-, se indigestó con la figuración en la inservible pasarela de Cancún y con la presencia de Lula en Cuba; y quizás esto demuestra que Fidel Castro ya no tiene fuerza de voluntad para inmiscuirse en el manejo de los pormenores del control policíaco), y la reacción fue de una torpeza política imprevista: una desvergonzada e injustificable represión contra las Damas de Blanco, provocando un choque violento entre la fuerza de la sinrazón de un Estado totalitario de carácter fascista (con sus camisas pardas en todo su siniestro apogeo) y la fuerza de la razón de una disidencia pacífica con grandes valores éticos y morales. El resultado: la simpatía y la solidaridad mundial- hasta de actores políticos de izquierda que tradicionalmente respaldan al régimen de La Habana- con la causa de los demócratas de la isla, y el descrédito definitivo de ese experimento social que ha destruido a la nación cubana.

Asfixiado políticamente en su propio juego de matón de barrio, sin liquidez para pagarle a las empresas extranjeras con las que mantiene negocios y con una escasez de alimentos que pone al país al borde de la hambruna, el castrismo ha acudido al único conejo que se puede sacar del sombrero: la iglesia católica cubana.

A pesar de que Fidel Castro ha humillado a la iglesia católica cubana y la ha usado a su antojo y conveniencia, la iglesia siempre ha estado dispuesta a negociar sus intereses y su supervivencia por encima de los de la nación. Su mutismo, desde que Pérez Serantes fue silenciado, no se rompió con la visita del Papa Juan Pablo II ni con algunas tibias cartas pastorales del cardenal Ortega y Alamino, aunque la jerarquía católica y sus fieles así nos lo quieran vender. Y es que a pesar de la conexión de lo terrenal con lo divino que presume la institución católica, y de conocer todas las causas y circunstancias que condujeron al país al atolladero actual, ha sido incapaz de prever escenarios futuros y de leer los tiempos, aferrada como ha estado a una estrategia de no confrontación.

El castrismo, sabiendo que su desaparición es inevitable, busca alargar su agonía mediante la intervención de la iglesia. Y para eso procura el amparo de la sotana del cardenal Ortega y Alamino. Una sotana que, aunque para nada tan respetable y prestigiosa como la primera, ha demostrado su utilidad y su amoralidad justificando en muchas ocasiones la posición del gobierno con una postura ambivalente, voluble, en ocasiones desfasada y con frecuencia evitando desafiar y confrontar las atrocidades del poder, y lo que es peor, coincidiendo con su discurso ideológico. El señalamiento del cardenal Ortega y Alamino de que existe una campaña mediática contra Cuba, es sólo el ejemplo más reciente.

En la aparición-sígase entendiendo en el sentido cristiano- de la segunda sotana del castrismo, nuevamente la casualidad involucra a la iglesia católica cubana, aunque esta vez ha sido una casualidad cognoscitiva brusca, incierta. Una casualidad, ahora sí, accidental. La iglesia no esperaba ser llamada a desempeñar el papel de mediadora, pero lo ha asumido convencida de que el régimen castrista, víctima de su propia naturaleza violenta, la necesita. Convencida de que el régimen ha sembrado vientos y está cosechando tempestades, y que sólo la iglesia puede evitar que la situación se salga de control.

La movida del castrismo ha sido inteligente, aguda. Al meterse bajo la sotana de Ortega y Alamino son varios sus propósitos:

1- Tratar de darle apariencia de bien intencionadas a sus acciones. Ya lo logró. El cardenal dijo que habían tenido una conversación “positiva, distinta y novedosa”; aunque no sabemos para quién.

2- Lograr que disminuya la presión internacional. Lo está logrando. En Europa Moratinos ha dicho que Ortega quiere lo mismo que él para Cuba. Y en otros países ven con optimismo el diálogo.

3- Bajarle la intensidad a la confrontación con las Damas de Blanco y Guillermo Fariñas. Lo lograron al generar división hacia el interior de las Damas, al provocar reacciones encontradas de los diferentes grupos de oposición, al crear expectativas y esperanzas de liberaciones de prisioneros, y al ponerle presión a Fariñas para que ceda en su huelga.

4- Crear nueva atmósfera de cambios políticos y económicos importantes, que apacigüen la tensión social, ante los graves problemas de abastecimiento alimenticio que afrontan.

La movida es tan hábil que parece improbable que sea iniciativa de Raúl Castro. Tiene, sin duda alguna, el signo de la astucia, la habilidad, la hipocresía y la simulación política de Fidel Castro. Y también tiene la marca de agua-cada vez más visible-de su falta de ética en el manejo de la razón de Estado, a través de lo que históricamente ha sido su arma favorita: el chantaje. Y el cardenal se ha prestado, sin el menor asomo de escrúpulos, a ser el vocero de semejante deshonor: liberación a cambio de que dejen de marchar las damas de apoyo.

La respuesta de Laura Pollán (imagino que con el apoyo de la mayoría de las que han marchado domingo a domingo y de los propios presos) ha sido de una dignidad que debería avergonzar a Ortega y Alamino: "Nosotras le dejamos claro a la Iglesia, como se lo hemos dicho en otras ocasiones a la Seguridad del Estado, que eso no lo podemos hacer, porque no podemos decir a una mujer que se ha solidarizado con nuestra causa y nos apoya, que no venga".

Si con la intervención de Pérez Serantes durante la dictadura de Batista el rol de la sotana era claramente lograr un cambio radical en el orden sociopolítico de la nación y subvertir el control del gobierno sobre los destinos del país, la posición de Ortega y Alamino en esta intermediación con el castrismo no está clara. Y no lo está por tres razones básicas:

1- Ni la iglesia ni el gobierno han sido transparentes al hablar de la naturaleza del diálogo.

2- La iglesia coincide con la propuesta gubernamental para solucionar el diferendo entre gobierno y oposición por la libertad de los presos: fin de la huelga de Fariñas y salida del escenario político de las Damas de Apoyo.

3- La iglesia no puede ser un intermediario legítimo, mientras no exija que en la mesa de las negociaciones estén las Damas de Blanco o alguna cabeza visible de la oposición en representación de los presos políticos. Sólo así el gobierno demostraría su legítima buena voluntad.

El castrismo, aunque socorrido por la sotana de Ortega y Alamino, tiene pocas opciones en esta encrucijada en la que lo ha colocado su actual estatus de decadencia. Por un lado no puede dejar morir a Fariñas y contemplar cómo otro disidente negro toma su relevo. Por otro, no puede soltar a los presos políticos sin obtener algo a cambio. Y si, como ya comprobó, no puede cambiarlos por los cinco espías presos en Estados Unidos (otra argucia salida de la febril mente de Fidel Castro), va a buscar, al menos, el fin de las Damas de Blanco, porque el costo político que le han hecho pagar estas mujeres ha sido demasiado alto. En pago, la iglesia podría recibir algunas prebendas, como mayor participación en los medios de comunicación oficialistas o incluso hasta la apertura de espacios en el deteriorado sistema educacional.

El problema fundamental detrás de estos juegos políticos castrismo-iglesia es que olvidan tomar en cuenta la variable más importante en la ecuación: el tiempo. El tiempo de la dictadura castrista se acaba. Al final, ni la iglesia ni los Castro ni la oposición son factores tan decisivos como el hambre, la desesperanza y el inmovilismo. Y lo que Cuba necesita no son curaciones paliativas, sino una cirugía radical. No son reformas socioeconómicas, sino el cambio del sistema político. Lograrlo de manera pacífica sería lo ideal, ¿pero estaría el castrismo dispuesto a ello? No lo creo. Si se aferra a la rigidez caerá violentamente. Y si hace concesiones políticas (pluripartidismo y libertad de expresión) y económicas (propiedad privada) caerá más temprano que tarde. Pero esta segunda variante, de ser negociada, puede resultar menos traumática para el futuro de la clase que hoy gobierna, o al menos para sus descendientes, aunque todo indica que la gerontocracia en el poder es tan egoísta que no es capaz de pensar ni en su propia familia.

Si tal como parece, con la intervención de la sotana de Ortega y Alamino el régimen sólo busca alargar su agonía el mayor tiempo posible, ya sabemos cuál será el efecto: se atrincherará hasta el final sangriento que nadie quiere, pero que será inevitable.

Quizás entonces, y sólo entonces, sabremos qué le sabía Fidel Castro a Enrique Pérez Serantes, que lo sumió, de la noche a la mañana, en un siniestro vacío. Y sabremos si el comentado chantaje con la sexualidad de Ortega y Alamino resulta cierto. Después de todo, el tiempo es indetenible y los archivos de la policía política se abrirán de par en par.