Desde que el rap, el hip hop y su hermano bastardo el regaeton, tomaron por asalto el panorama de la música popular, la figura del verdadero cantante parece destinada no a desaparecer, pero sí al menos a no ser significativa.
Esta decadente realidad le ha abierto el espacio a algunos retardados mentales y los ha colocado como ídolos de barro de masas idiotizadas por la mediocridad y esa idea que flota, que jamás profundiza, ni va a fondo de nada ni trata de expresar nada complejo ni de explicar nada. Esa idea que navega por la inmensa red cibernética en un tex messenger o en un twiter ahogada en vacío, y que algunos riman de manera altisonante, para desgañitarla sobre un escenario disfrazándola de canciones, de cultura popular. Disfrazándola para ocultar lo que realmente es: una subcultura que no está destinada a la trascendencia, una subcultura bastante perecedera, que a pesar de su estruendoso alboroto no llega ni siquiera a ser contracultura.
En medio de ese fenómeno está inmerso un personaje bastante idiota, llamado René Pérez, que va por el mundo usando el disfraz de “Residente” en la Calle 13. René demostró en la reciente entrega de los premios MTV-una dramática exaltación de la mala calidad de la música de hoy día-, que ni siquiera puede hilvanar coherentemente dos frases seguidas, que posee un español muy pobre y es dueño de una gestualidad lastimosamente minusválida. Minusvalía que es un reflejo de su condición cerebral.
Otro personaje no menos idiota es el venezolano Hugo Chávez, que ha anunciado que va a cantar con Calle 13. Este demagogo charlatán se ha tomado en serio el que Residente lo haya nominado para mejor cantante Pop del año.
Esto sólo sería un risible y desatinado momento folclórico, sino fuera por el daño que hacen a los pueblos estos imbéciles, que usan el vacío creado por la pereza, la vacuidad, la irreflexión, el pandillerismo nacionalista y el antiamericanismo tercermundista en que viven sumidos la mayoría de los países latinoamericanos.
René-Residente- y Hugo-Impertinente- estarán juntos-hagan dúo o no- en el escenario de Caracas este sábado, y desafinarán como perros leprosos en un caluroso desierto, porque además de la afinidad ideológica los une la incapacidad para cantar. Incapacidad que los hace martillarnos los tímpanos con aullidos. Sólo le pido a Dios- ¿tal vez debería pedírselo a Juanes que juega en el mismo equipo?- que ni Hugo intente rapear ni René intente cantar Alma llanera.
Nada, Dios los cría, y los idiotas se juntan.
Esta decadente realidad le ha abierto el espacio a algunos retardados mentales y los ha colocado como ídolos de barro de masas idiotizadas por la mediocridad y esa idea que flota, que jamás profundiza, ni va a fondo de nada ni trata de expresar nada complejo ni de explicar nada. Esa idea que navega por la inmensa red cibernética en un tex messenger o en un twiter ahogada en vacío, y que algunos riman de manera altisonante, para desgañitarla sobre un escenario disfrazándola de canciones, de cultura popular. Disfrazándola para ocultar lo que realmente es: una subcultura que no está destinada a la trascendencia, una subcultura bastante perecedera, que a pesar de su estruendoso alboroto no llega ni siquiera a ser contracultura.
En medio de ese fenómeno está inmerso un personaje bastante idiota, llamado René Pérez, que va por el mundo usando el disfraz de “Residente” en la Calle 13. René demostró en la reciente entrega de los premios MTV-una dramática exaltación de la mala calidad de la música de hoy día-, que ni siquiera puede hilvanar coherentemente dos frases seguidas, que posee un español muy pobre y es dueño de una gestualidad lastimosamente minusválida. Minusvalía que es un reflejo de su condición cerebral.
Otro personaje no menos idiota es el venezolano Hugo Chávez, que ha anunciado que va a cantar con Calle 13. Este demagogo charlatán se ha tomado en serio el que Residente lo haya nominado para mejor cantante Pop del año.
Esto sólo sería un risible y desatinado momento folclórico, sino fuera por el daño que hacen a los pueblos estos imbéciles, que usan el vacío creado por la pereza, la vacuidad, la irreflexión, el pandillerismo nacionalista y el antiamericanismo tercermundista en que viven sumidos la mayoría de los países latinoamericanos.
René-Residente- y Hugo-Impertinente- estarán juntos-hagan dúo o no- en el escenario de Caracas este sábado, y desafinarán como perros leprosos en un caluroso desierto, porque además de la afinidad ideológica los une la incapacidad para cantar. Incapacidad que los hace martillarnos los tímpanos con aullidos. Sólo le pido a Dios- ¿tal vez debería pedírselo a Juanes que juega en el mismo equipo?- que ni Hugo intente rapear ni René intente cantar Alma llanera.
Nada, Dios los cría, y los idiotas se juntan.
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