Barrio Habanero. Foto: Mayte Valiente
Hospital Emergencias de La Habana, Cuba. Foto: Mayte Valiente
Muy fuerte y dinámico y maravilloso está el caballo, dice el nuevo proverbio con aires de sabiduría médica china, que ha echado a volar desde La Habana Margaret Chan. Muy fuerte y dinámico y maravilloso. Categorizó la directora de la Organización Mundial de la Salud. La sentencia explotó en todos los periódicos del mundo como santa palabra que busca legitimar lo imposible. Que busca que los devotos del odio, la miseria, la decadencia y la mala sangre desaten la celebración como jaurías cobijadas por ideólogos malditos. Muy fuerte y dinámico y maravilloso. Colgó como gargajo en el rostro del mundo esa fea y mentirosa vieja china. Como enaltecimiento inadmisible desde la medicina. Como honra absurda desde la física. Un caballo de 83 años jamás volverá a ser dinámico, porque Newton lo aplasta con la inercia. Lo debilita quitándole la fuerza del poder. Lo aniquila quitándole la capacidad de accionar y reaccionar. El caballo está muerto, oliendo a tasajo. Y es que si no fuera así, otro caballo relincharía.
La vieja china y el caballo mordisquearon a la gripe, a los discapacitados y al cambio climático. Mientras las calles de la isla se pudren de aguas negras y basura podrida, las cucarachas caminan por las paredes de los hospitales y los inválidos no tienen sillas de ruedas, ni rampas para subir aceras, ni ómnibus acondicionados, ni medicamentos. La vieja china y el caballo se enamoraron por dos horas con palabras de viejos babosos. El tremendo blablabla baladí de la china. El blablabla del caballo y su compromiso con la sanidad en un país insano. El tremendo blablabla anodino de la china. El blablabla del caballo y su compromiso con la salud en un país pestífero, enfermizo y pernicioso.
El caballo ve cómo la vieja china se aleja. Entonces regresa a podrirse en la soledad del poder detrás del trono, derrumbado en un sillón y maldiciendo a ese hijo de puta de Newton y sus leyes ineludibles, sabiendo que no puede ser ni fuerte ni dinámico ni maravilloso.
La vieja china y el caballo mordisquearon a la gripe, a los discapacitados y al cambio climático. Mientras las calles de la isla se pudren de aguas negras y basura podrida, las cucarachas caminan por las paredes de los hospitales y los inválidos no tienen sillas de ruedas, ni rampas para subir aceras, ni ómnibus acondicionados, ni medicamentos. La vieja china y el caballo se enamoraron por dos horas con palabras de viejos babosos. El tremendo blablabla baladí de la china. El blablabla del caballo y su compromiso con la sanidad en un país insano. El tremendo blablabla anodino de la china. El blablabla del caballo y su compromiso con la salud en un país pestífero, enfermizo y pernicioso.
El caballo ve cómo la vieja china se aleja. Entonces regresa a podrirse en la soledad del poder detrás del trono, derrumbado en un sillón y maldiciendo a ese hijo de puta de Newton y sus leyes ineludibles, sabiendo que no puede ser ni fuerte ni dinámico ni maravilloso.
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