Este señor, que siempre está sentado del lado jacobino, y con una visión reduccionista y parcializada de los acontecimientos políticos que comenta, ha dicho en su artículo “Jugando con Candela” (El Nuevo Herald, 5 de julio del 2009), que se “logró producir un golpe de Estado bien curioso, empresarios, medios, ricos, jueces y militares unidos contra el ejecutivo”. Pero se lo olvidó decir que más del 67% de la población, según las últimas encuestas, desaprobaba la gestión de Zelaya, y estaba en desacuerdo con las acciones que estaba llevando a cabo para cambiar la constitución de Honduras. Dato este que se refleja en que las protestas populares en contra de la deposición de Zelaya hayan sido mínimas en todo el país. Y los hechos que han provocado derramamiento de sangre en el aeropuerto, en el intento de Zelaya de regresar a Honduras, fueron provocados por la instigación de éste a sus seguidores para que tomaran por la fuerza el aeropuerto.
Para Sánchez Cristo, lo que intentaba hacer Zelaya en Honduras sólo era un acto de infinita torpeza política, y de equivocado timing. No señor, lo que hizo Zelaya fue violar la ley, violentar la constitución, desobedecer los otros poderes del Estado, cometer abuso de poder y traicionar el mandato presidencial que le dio el pueblo, al tratar de atentar contra la institucionalidad de la nación. No sea mezquino y miserable, señor Sánchez Cristo, en su intento por minimizar los delitos del delincuente de Zelaya.
No conforme con su torpeza intelectual, Sánchez Cristo continúa diciendo:Censuran a los medios, control unificado de todas las instituciones y un ridículo discurso, según el cual el Presidente violó la ley y por eso lo tumban. A eso le suman la historia de una matanza en 1975 en una finca de su padre y lo más inverosímil, el fiscal le dicta orden de captura por 18 delitos. Es tan cantinflesco este capítulo, que uno se preguntaría por qué razón los militares que lo sacaron del país, con semejante supuesto prontuario, a cambio de expulsarlo, no lo metieron a la cárcel. Simplemente porque todo es un montaje terriblemente calculado con daños sociales de magnitudes difíciles de adivinar. Washington, América completa, la OEA, la ONU, la Unión Europea, la banca multilateral, el rey de España, el mundo sólo reconocen como presidente de Honduras al que democráticamente escogió el pueblo, Manuel Zelaya.
Los medios no fueron censurados, se censuró a los medios oficialistas que apoyaban a Zelaya en su aventura hacia el socialismo del siglo XXI, porque en las condiciones actuales del país, se pueden sumar a la campaña para exacerbar los ánimos y arengar a favor de desordenes, convirtiéndose en los voceros del disparate de Zelaya. No estoy a favor de la censura, la aborrezco. No estoy de acuerdo en que se haya hecho, ni siquiera porque Honduras vive un estado de excepción, pero es una mentira del periodista el que trate de generalizar. Honduras no es Irán. Cadenas internacionales están ahí reportando, incluida la chavista Telesur. Por demás, de todo lo que acusan al ex presidente son verdades. Y sí, tal vez debieron detenerlo y enjuiciarlo, en eso se equivocaron, pero eso no quiere decir que no sea legal lo que hicieron. A Zelaya no lo derrocaron, lo destituyeron por incompetente y malandrín, aunque gente como usted, señor Sánchez Cristo, quiera tapar el sol con un dedo. Por eso todos los sectores de la sociedad hondureña han apoyado lo sucedido. Y si el mundo entero reconoce como presidente a Zelaya, sepan usted y el mundo, que el pueblo de Honduras y sus instituciones piensan que están equivocados, ¿qué le parece?
Sánchez Cristo se pone la soga al cuello cuando, exaltado, sentencia: en una Centroamérica castigada históricamente por golpes militares con un reguero de muertos en el pasado reciente es inaceptable un golpe militar, constitucional o de Estado, al ganador limpio y claro en unas elecciones. Cada país tiene los mecanismos para hacer cumplir sus leyes y enjuiciar a sus altos responsables, incluyendo al presidente. Tiene toda la razón, pero justamente por eso lo de Honduras es correcto. No se violó la ley, se destituyó a un presidente que violó la ley por orden del Congreso y el Fiscal, y se le deportó. No hubo golpe de ningún tipo, hubo un Congreso que decidió destituir al presidente, por pretender, usando la fuerza, violentar la institucionalidad y la legalidad del país. Sánchez Cristo debiera saber que en estos sucesos hay dos cosas claras que su ignorancia o malas intenciones no le permiten comprender: fue sacado por la fuerza un presidente electo por los hondureños, pero este presidente violó una norma constitucional con la característica de pétrea, que condena a ese mismo presidente como traidor a la patria al intentar reformar la Constitución. La manera en cómo el congreso y el resto de las instituciones decidieron resolver el problema, es única y absolutamente de la incumbencia de los hondureños. Lo que en ese país ha ocurrido es una sucesión presidencial que ha seguido los caminos legales establecidos. Aquí no hubo conspiración cívico-militar y no hay una junta militar gobernando de facto. Y no habrá confrontación entre bandos en la calle como anuncia manipuladoramente el gacetillero con apellido de Mesías. Hay un presidente establecido en sustitución de un loco hijo de puta. Eso es lo que realmente pasa en Honduras, aunque Sánchez Cristo es de los tantos hipócritas de la prensa jacobina que no lo quieren ver.
Dios libre a los hondureños de la diplomacia que propone el articulista, con Clinton, Carter, Arias, Gorbachov y Mandela (sólo De Klerk se salva), todos sin autoridad moral para inmiscuirse en la situación interna de Honduras.
Cuidado Sánchez Cristo, estás jugando con candela. Como han dicho los obispos de Honduras, “el país sigue viviendo en democracia”, aunque le pese a los Chávez, Correa, Evo, Ortega, Insulsa, D’Escoto y Sánchez Cristo.
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