Autor: Margaret Atwood
Traducción: Raúl Dopico
Hemos estado demasiado tiempo bajo tierra,
hemos hecho nuestro trabajo,
somos muchos y uno,
recordamos cuando éramos humanos.
Hemos vivido entre raíces y piedras,
hemos cantado sin que nadie escuche.
Llegamos al aire libre
en la noche sólo a amar.
Nos repugna la suela de las botas,
su estricta religión de cuero.
Sabemos lo que parece una bota
cuando se ve desde abajo.
Conocemos la filosofía de las botas,
la metafísica de las patadas y las escaleras.
Tenemos miedo de las botas
y despreciamos el pie que las necesita.
Pronto nos van a invadir, como las malas hierbas,
se comprarán poco a poco en todas partes;
las plantas en cautiverio se rebelarán
con nosotros, para tumbar cercas,
paredes de ladrillo que caerán como fichas de dominó,
y no habrá más botas.
Mientras tanto, comeremos tierra
y dormiremos; estaremos a la espera
bajo sus pies.
Cuando digamos: ataque,
puede ser que no escuchen nada
en un principio.
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