A l contrario del catolicismo, el comunismo no tiene una doctrina. Se engañan los que suponen que la tiene. El catolicismo es un sistema dogmático perfectamente definido y comprensible, sea teológicamente, sea sociológicamente. El comunismo no es un sistema, es un dogmatismo sin sistema: el dogmatismo informe de la brutalidad y de la disolución. Si lo que hay de basura moral y mental en todos los cerebros pudiese ser barrido y reunido, y con eso se formara una figura gigantesca, tal sería la figura del comunismo, enemigo supremo de la libertad y de la humanidad, como lo es todo cuanto duerme en los bajos instintos que se esconden en cada uno de nosotros.
El comunismo no es una doctrina porque es una antidoctrina, o una contradoctrina. Todo cuanto el hombre ha conquistado, hasta hoy, de espiritualidad moral y mental –esto es, de civilización y de cultura–, todo eso él lo invierte para formar la doctrina que no tiene.
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