Chávez: el gran perdedor de las elecciones en Honduras

Honduras tiene un nuevo presidente: Porfirio Lobo Soto. En Honduras ganó la democracia. Los hondureños salieron a votar masivamente y, de manera contundente, defendieron al país de la injerencia extranjera de gente de baja catadura ética y moral: Lula, Chávez, Correa, Morales, el dúo Los Castro, Insulsa, etc.

En el país centroamericano quedó demostrado que cuando hay políticos honestos, con dignidad y, sobre todo, con mucha virilidad, los “idiotas latinoamericanos” no tienen la menor cabida. Pero también, que la buena raza de políticos es aquella a la que pertenece Micheletti, que no está interesada en aferrarse al poder, y que antepone los intereses de una nación a los intereses personales.

Sin duda, el gran perdedor de estas elecciones no fue el partido liberal de Micheletti, sino Hugo Chávez, este gorilote venezolano que cree que es fácil comprar a todos cuanto quiera. Y con él perdió el comunismo castrista, ese engendro llamado socialismo del siglo XXI. Perdió la O.E.A de Insulsa-con esta derrota esta organización ha demostrado su ineficacia e inutilidad, y evidencia que, como la ONU, debería desaparecer. Pero esta victoria democrática en Honduras también demostró que hay países sensatos, que no le van a seguir el juego al chavismo castrista, como es el caso de Panamá, que la opinión de Estados Unidos sigue siendo un factor para inclinar la balanza, y que Oscar Arias estaba equivocadísimo al apoyar al zelayismo, contra la voluntad de las instituciones y el pueblo de Honduras.

Sin embargo, es notable que los derrotados, ante la avasallante realidad en Honduras, han tenido que callar su vocinglería barata. Al mismo tiempo que resulta lamentable la posición de la comunidad económica europea, impulsada, de manera deleznable, por el gobierno sinsentido, amoral y torpe de Zapatero, que pretende que se restituya a Zelaya.

Afortunadamente, el pueblo y los políticos hondureño han enfrentado y vencido todas las batallas, y como ha dicho Micheletti, los europeos han asumido una lamentable posición injerencista.