lunes, 24 de mayo de 2010

Digno Apoyo

Francisco Chaviano González

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Las Damas de Blanco surgieron debido al abuso de la tiranía totalitaria, e hicieron suyas las prácticas de sus antecesoras en la Iglesia de Santa Rita, las Madres por la Libertad de los Presos Políticos, Leonor Pérez, a lo que sumaron su impronta y la fuerza que da el apoyo mundial.

Como abrieron un espacio peligroso para el régimen, se convirtieron también en objeto de observación y agresión de la policía política, quien con todo su arsenal, compra voluntades, chantajea y utiliza a terceros para influir de forma destructiva sobre sus víctimas; y comenzó a agredirlas desde los primeros días.

De la inexperiencia de estas mujeres, no habituadas a los avatares de la disidencia, y bajo la cuerda de Seguridad del Estado, surgieron algunos errores que iban en su contra. Eran ideas que muy probablemente fueron horneadas por la policía política para luego sembrarlas en su seno; como es el haber definido Damas de Blanco a las familiares de los 75 exclusivamente. Con esto se excluyó a la generalidad de los presos políticos, muchos de ellos que estaban antes y otros que vendrían después. Redujo también su marco de posibilidades, sembró el resquemor entre los tomados como de menor categoría, cosa que les hizo mucho daño y estuvo a punto de aniquilarlas.

El tesón y la perseverancia de Laura Pollán, Bertha Soler y otras, entre las que hay que destacar, y mucho, a las que se definieron como Damas de Apoyo, salvó al grupo. La asistencia de estas mujeres, como Maritza Castro, ex trabajadora del Consejo de Estado, Blanca Hernández e Isabel Ramos, madres de presos políticos, uno en prisión y el otro exiliado, es tan encomiable y valeroso como el de las Damas más destacadas. Por eso, desde hace algún tiempo, las Damas de Apoyo comenzaron a preocupar más que las de blanco, y por eso concentraron en ellas la agresión.

Con la muerte de Orlando Zapata la tragedia de los presos volvió a emerger de las tinieblas, y Reina Tamayo se ubicó por derecho propio, junto a Laura y Bertha. Las Damas de Blanco tomaron un segundo aire para hacerse presentes en muchas partes de la ciudad, ahora muy reforzadas y aumentadas por las de apoyo. De aquí que estas preocupen tanto y sean tan agredidas, ya sea por la policía o la chusma paramilitar; o de forma persuasiva se utilice a un representante de la iglesia, o a opositores conocidos, y hasta a una ex dama, en un empeño tan dañino.

Así sucedió con las conocidas abuelas y madres de la Plaza de Mayo, a las que se sumaron cientos de mujeres que no tenían parentesco con las víctimas, sin que se les diferenciara con el apellido de apoyo. Por eso se debería eliminar el discriminante término de este grupo cubano, y definir a las Damas de Blanco como “todas las mujeres que se sensibilicen con el sufrimiento de los presos políticos, y se dispongan a clamar por su libertad”. Mientras que las consideraciones y los distingos sean apreciados por ellas internamente, en consecuencia con el apoyo de cada quien.

La decisión al respecto corresponde única y exclusivamente a Laura Pollán, Bertha Soler, Reina Tamayo y las otras damas, ya sean de blanco o apoyo. Pero sería un contraataque sabio, una respuesta digna y una reparación justa para ese soporte, que ellas también son tan blancas y dignas como las demás.

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