El Valor de la Perseverancia
Jorge Olivera Castillo, Sindical Press
LA HABANA, CUBA, mayo (www.cubanet.org) - El error a la hora de encontrar los verdaderos propósitos de una acción determinada, es algo muy natural, más en Cuba, donde el hermetismo y la puntual combinación de lógica e irracionalidad en el proceso de la aplicación de políticas, son factores que frenan la capacidad de acercarse a valoraciones objetivas acerca de cualquier asunto de interés.
Por intermedio del Cardenal Jaime Ortega, tras una gestión personal ante las máximas autoridades del gobierno, llegó el anuncio que pone fin a los bárbaros hostigamientos, coordinados por la policía política y con autorización al más alto nivel gubernamental, contra las Damas de Blanco.
Valdría preguntarse, cuáles propósitos se esconden tras un compromiso que antagoniza con la proverbial arrogancia de la élite de poder, siempre dispuesta a aplicar el máximo rigor hacia las acciones de desobediencia civil, u otras que rompan con el orden establecido por las instancias pertinentes?
¿Debilidad? ¿Serán las tibias señales de un acuerdo tras bambalinas con el clero católico, que desemboque en algunas dádivas, como la liberación de presos políticos enfermos? ¿Esta moratoria en el acoso a las Damas de Blanco no responderá a una táctica, con tal de recomponer la imagen internacional para centrarse en otros objetivos represivos de menor costo mediático? Es muy difícil desentrañar la esencia de lo que ha tomado por sorpresa a muchos cubanos y extranjeros, con preocupaciones en relación a la problemática interna.
Los más optimistas creen en un paulatino, más bien en un discretísimo descongelamiento de la situación, como base para ulteriores cambios de mayor calado, dependientes de la desaparición física de los hermanos Castro, o la pérdida de sus facultades de mando a causa de enfermedades o debido a una merma importante de su capacidad intelectual. Ambos cuentan con edades donde es enteramente factible esperar cualquiera de estos desenlaces.
También se destacan las premoniciones de que se trata de otra jugada sin nada que ver con un paso hacia la reformulación profunda de conceptos, y que podría estar en sintonía con la dinámica de un proceso a culminar en una limitada liberación de prisioneros de conciencia, políticos e incluso comunes, aquejados de graves enfermedades.
Obviamente que la gama de los registros interpretativos es amplia, respecto a los sucesos presentes y futuros, originados a partir de la controvertida decisión de detener los asedios a la organización, compuesta por esposas, madres e hijas de los 75 disidentes arrestados y condenados a largas penas de prisión en marzo de 2003.
Especular sobre un asunto plagado de complejidades, se inserta en una reacción natural que podría tener sus aciertos, pese a la carencia de información y otros referentes necesarios para alcanzar valoraciones con la menor cantidad de hojarasca.
Al escarbar en los motivos de la tregua gubernamental en su odio público hacia las Damas de Blanco es oportuno recordar que nada sucede de manera gratuita. Las apariencias suelen ser engañosas. El perdón concedido gracias a los oficios del Cardenal, es parcial. Las Damas de Blanco podrán realizar sus caminatas, sin ser molestadas por las turbas, solo durante el mes de mayo. Veremos si se extiende el plazo o si se viola el pacto antes de que termine el período de gracia.
De todas formas, quizás en el transcurso del presente año se despejen esta y otras incógnitas. Por el momento, según mis modestas apreciaciones, las Damas de Blanco han ganado una batalla. La guerra continúa.
oliverajorge75@yahoo.com
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