jueves, 27 de mayo de 2010

La Carta Oculta de Lula da Silva


El presidente de Brasil Lula da Silva ha enviado una carta a los líderes de México, Estados Unidos, Francia y Rusia para pedírles que apoyen el acuerdo de canje nuclear iraní pactado por Brasil y Turquía.

Lula, en comparsa con el presidente de Turquía, se lanzó a ayudar al gobierno iraní, una dictadura autocrática que limita a su pueblo de todas las libertades, y que abiertamente ha declarado que desea desaparecer de la faz de la tierra a Israel-motivo principal por el cual busca obtener armamaneto nuclear-, y sin consultar con nadie, en un golpe efectista, publicitario, anunció al mundo un acuerdo en el que los iraníes estaban dispuestos a entregar su uranio a Turquía a cambio de combustible nuclear. La rapidez del acuerdo, la velocidad con el que fue cocinado al vapor, son, en sí mismos, motivos legitimos para la desconfianza. Sobre todo porque Irán nunca ha demostrado ser un interlocutor serio.
Pero Lula, inesperadamente, se reventó contra un muro, cuando su ambición de líder mundial recibió el rechazo de las grandes potencias, que respondieron al acuerdo con más sanciones contra la dictadura iraní.

Quien haya visitado alguna de las grandes urbes de Brasil, como Río de Janeiro o Sao Paulo, estará de acuerdo en que es inconcebible que Brasil siga pretendiendo ser un gigante mundial, con el lanzamiento de cohetes al espacio y la fabricación de submarinos nucleares (deberían las grandes potencias-incluyendo Francia que está facilitando la tecnología-poner un alto a estas ambiciones armamentistas de Brasil, porque esta tecnología en manos de un país socialmente inestable es un verdadero peligro), cuando millones de sus habitantes viven en condiciones de miseria absoluta, en favelas donde el nivel de vida se acerca al de países muy pobres como Haití. Y mucho menos que juegue a ser árbitro de conflictos internacionales, cuando ni siquiera puede resolver los gravísimos problemas de corrupción sociopolítica, de violencia doméstica (sus ciudades están entre las más peligrosas del mundo) y de narcotráfico institucionalizado que tiene.

Qué hay detrás de los delirios de grandeza de Lula da Silva? Cuál es la carta que esconde?

Bueno, ni siquiera la esconde mucho. El brasileño quiere, cuando deje de ser presidente de su país, ser presidente de la cada vez más despretigiada ONU.
Pero si hoy por hoy la ONU carece de la más elemental credibilidad (sólo basta mirar la composición de la Comisión de Derechos Humanos), con Lula da Silva enfrente sería algo así como poner a un ratón a cuidar un almacén de queso.

2 comentarios:

Zoé Valdés dijo...

Te ha quedado el blog de maravilla. Gracias.

El tiranicida dijo...

Gracias Zoé