lunes, 8 de febrero de 2010

Yo Maldigo




"Acuérdate de los presos como si tú también lo estuvieras".

Hebreos 13-3


En enero del 2001 un premio Nobel nacido en Africa, Wole Soyinka (un escritor mediano, por cierto), denunciaba, en La Casa de las Américas en La Habana, la persecución de los intelectuales a manos de los poderosos, y yo le criticaba, días después, desde las páginas digitales de cubaencuentro, en un artículo titulado “Un Premio Nobel de la complicidad”, al señalar que Soyinka “se ha congraciado con uno de los dictadores más sanguinarios de este siglo, al decir que 'Cuba como país sabe lo que es ser considerado embrujado (...), una presencia desestabilizadora de los poderosos y sus ambiciones mundiales'. El escritor, recibirá el Honoris Causa de la Universidad de La Habana, y con un silencio cómplice, fingirá no estar enterado de la represión del gobierno cubano contra decenas de periodistas independientes, a los que exilia o encarcela. Tratará de que crean que no sabe nada sobre el exilio de cientos de escritores".


Apenas dos años después, en la llamada primavera Negra del 2003, Soyinka callaba, ante el vil atropello de todas las libertades, la persecución y el encarcelamiento de 75 disidentes, que el único delito que habían cometido era pensar y expresarse de manera distinta al discurso oficial del dictador al que él rindió pleitesías dos años antes. Vomitó silencio ante la persecución de intelectuales, poetas y periodistas. Sigue vomitando su despreciable silencio ante la despiadada muerte lenta de los intelectuales, poetas y disidentes cubanos en los húmedos y putrefactos calabozos del castrismo.


Y ahora, nueve años después de tan vil acto de confabulación con conciencias autocráticas, otra africana laureada con el premio Nobel, Nadine Gordimer (ésta, mejor escritor que Soyinka, al menos en las dos obras suyas que he leído: Nadie que me acompañe y Un arma en casa, aunque menor, comparada con Herta Muller), llega a La Habana, constreñida en complicidades; estreñida por la imposibilidad de digerir tantas ideas deshonestas e inhumanas que mastica y traga, salivadas con la infamia y el deshonor que la rodea, se atreve a decir que "Los Estados Unidos tienen que levantar todo tipo de sanción y boicot contra Cuba, ya sea económica o de otra índole". Pero como su antecesor en el desfile palaciego de asquerosa abyección ante el castrismo y sus entronados representantes, Gordimer, mostrando una pasión ideológica que domina su sentido común y la arrastra a la indignidad intelectual en actos y palabras, le da la espalda a la realidad de Cuba. Ella, que condenó justamente el inmoral Apartheid, se hace la de la vista gorda ante la denigrante realidad de que los cubanos viven un régimen similar, que le exige salvoconductos a sus ciudadanos, para desplazarse dentro de su territorio; que fomenta una sociedad racista-denunciada incluso por intelectuales negros de la izquierda norteamericana-; que encarcela intelectuales; que prohíbe la libertad de culto, palabra y pensamiento; que impide el libre acceso a medios de expresión y comunicación universales como la internet; que niega la libertad de asociación y de empresa; y que imposibilita a sus ciudadanos entrar y salir libremente de su país.


Gordimer, ignorante de la verdadera historia de Cuba bajo los Castro, por desidia, conveniencia o sordera, no sabe o no quiere saber, que es la tiranía absolutista y dinástica impuesta por Fidel y Raúl Castro quien deglute desde hace más de medio siglo la dignidad, la capacidad de emprendimiento, la cultura, la economía, la sociedad cubana en fin; que es esa autocracia intolerante y vacía en imaginación, creatividad y eficacia, pero llena de anarquía, crímenes e inmovilismo, quien tiene impuesto el más despótico bloqueo al pueblo de Cuba.


Alguien tendría que decirle a Gordimer, que basta un breve ejercicio de escarbado intelectual bajo toda la basura que la propaganda izquierdosa ha barrido sobre sus ojos y su mente, para que ella, con su sagaz inteligencia, comprenda que no es Estados Unidos y su embargo-más simbólico que real-, el culpable de la bancarrota económica, política, ética y moral de la nación cubana. Echele, señora Gordimer, antes de morir, un vistazo al pasado, y podrá encontrar registrada una honrosa historia antes del fatídico 1959, que desentraña todas las fastuosas fábulas cocinadas por el castrismo en sangrienta salsa de mentiras. O simplemente deje a un lado la pereza intelectual, y léase La Nada Cotidiana o La Ficción Fidel, de Zoé Valdés. O Tres Tristes Tigres, de Cabrera Infante. O El Mundo Alucinante o Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas. O todas de ser posible, y podrá tener una rápida y aleccionadora visión de Cuba.


Lo aborrecible es que Nadine Gordimer estará en la feria del libro de La Habana, como invitada de honor. Una feria que se celebra entre los muros ensangrentados de una fortaleza que vio morir a muchos hombres que querían la libertad y la dignidad de los cubanos. Lo aborrecible es que Nadine Gordimer, como Soyinka, firmó una carta pidiendo la liberación de cinco espías cubanos confesos, juzgados y condenados con todas las garantías procesales, en un país democrático con absoluta separación de poderes, mientras es incapaz de siquiera preocuparse por hombres de su misma tribu: los intelectuales presos en Cuba, que no tuvieron iguales garantías que los cinco espías, y cuyo único delito fue pedir democracia y libertad.


Sólo me queda decir algo: Yo maldigo a Nadine Gordimer y a los de su especie. Y lo hago como repudio a la miserable complicidad con las dictaduras de izquierda que los encandilan y embrutecen, y tomando el cielo por testigo. La larguísima, oscura y oprobiosa noche del castrismo pasará, pero el pueblo cubano, o el decente pueblo cubano que habrá de surgir de las ruinas que es hoy la nación cubana, no habrá de olvidar a Nadine Gordimer y sus congéneres, porque de hacerlo, correrá el riesgo de volverlos a cobijar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Contundente. Marcelino desde Guanabacoa

Babalawo Osa Ure Jesus Cera dijo...

Dice Ifa en el Oddun Ogbe Yonu

Aquel que pelea sin poner atención, termina suplicando por una tregua y
Termina exponiéndose por si mismo al mal.

Alájàngbulà níí fiira rèé hàn
O tún kó’seè rè dé, orúko níí so’ni


Esperemos esta autora ponga mas atencion al pueblo cubano, para que despues no suplique perdon.

Anónimo dijo...

Yo gtambién la maldigo. Me ferefum changó