Muere Eduardo Michaelsen, reconocido artista cubano
Por FABIOLA SANTIAGO
fsantiago@MiamiHerald.com
El artista Eduardo Michaelsen, que captó el folklore cubano en cuadros naif llenos de color y movimiento, murió el miércoles a causa de fallo cardíaco. Tenía 89 años.
Michaelsen, alto y delgado, jovial y con una barba blanca, salió de Cuba durante el Puente Marítimo del Mariel en 1980, y vivió la mayor parte de su exilio en San Francisco. Su trabajo se exhibió con frecuencia en Miami, donde tenía familiares y amigos.
La muerte de Michaelsen se anunció en un parte de prensa y panegírico firmado por el crítico de arte y poeta Ricardo Pau-Llosa, y divulgado por la Galería Farside, del doctor Arturo Mosquera, que abrió en el 2007 con una muestra homenaje a Michaelsen.
Mosquera, que habló por teléfono con Michaelsen el martes por la noche, dijo que la persona que cuidaba al artista fue quien llamó para dar la noticia. La semana pasada, Michaelsen había sufrido un ataque al corazón, fue ingresado, y después regresó a su casa, donde murió la noche anterior.
"Era un artista original, y muy especial para nosotros'', dijo Mosquera, dentista y coleccionista de arte.
Nacido en Santiago de Cuba en 1920, Michaelsen era el nieto del cónsul alemán en la ciudad, también pintor. Michaelsen era un "bohemio irredento que también era un experto y coleccionista de música, películas y libros, un iconoclasta, fundamental para comprender el arte y la cultura cubanos'', dijo Pau-Llosa. Michaelsen se mudó a La Habana en 1939, estudió sólo durante cinco meses en la Academia de Artes Plásticas San Alejandro, y trabajó en el departamento de restauración del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana. Sin embargo, fue básicamente un autodidacta.
"Mi verdadero maestro fue Walt Disney'', dijo Michaelsen en una pequeña biografía aparecida en Cubanet. "Soy bastante infantil en lo que se refiere a la pintura''.
Mientras su generación de artistas siguió los movimientos de arte modernistas, Michaelsen nunca abandonó su papel como el cronista de las traducciones folklóricas cubanas, y su mezcla de elementos españoles y africanos. Pintaba guitarristas, peleas de gallos, mujeres que servían cafecito, y paisajes rurales. "La obra de Michaelsen es un verdadero arrecife de coral de mitos y sabiduría cubanos; íntima y épica; fluida y erótica, extravagante y lírica, llena de humor y anhelos'', dijo Pau-Llosa.
"Sus cuadros son retratos de la vida onírica cubana, con Cuba concebida como un ánima colectiva''.
Michaelsen realizó exhibiciones personales en Cuba desde los años 60 hasta los 70, pero tuvo problemas con la censura y la represión comunista, y se fue del país durante el Mariel.
Pau-Llosa dijo que su trabajo se exhibió por primera vez en Estados Unidos en la exposición colectiva de INTAR Latin American Art Gallery, en Manhattan, en 1982. Después se incluyó en la exhibición itinerante Outside Cuba/Fuera de Cuba en el Museo de Arte Zimmerli, de la Universidad Rutgers en 1987, y a menudo apareció en muestras colectivas dedicadas a artistas del Mariel.
La escritora cubana Belkis Cuza Malé dedicó un número de su revista literaria Linden Lane Magazine a Michaelsen y a su trabajo. "Es nuestro Chagall'', llamó Cuza Malé al pintor en una columna publicada en El Nuevo Herald.
"Deja atrás un legado inolvidable de una vida dedicada al arte y a la libertad, el último héroe romántico de la Edad de Oro de Cuba'', observó Pau-Llosa.
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