Por: Evelyn Ramos Lahera
Periodista Independiente
evelynramosl@yahoo.com
SANTIAGO DE CUBA, 1 de enero, 2010 - www.aplopress.com) La Fiesta de la Bandera, que consiste en izar la bandera en el Ayuntamiento santiaguero, una tradición que inició el patriota Emilio Bacardí Moreau hace más de 100 años. Sin embargo, por esas raras contradicciones del destino, desde hace más de 50 años la han convertido en el objetivo y propósito de saludar el “triunfo” de la Revolución Cubana.
Aunque la prensa escrita y radial se ha encargado de resaltar los logros alcanzados, la realidad es otra. Esa realidad que salta a la vista y que muchos prefieren ignorar. En la víspera de la Fiesta de la Bandera, por esa curiosidad típica del ser humano, me dirigí al Parque Céspedes y me situé justo donde hoy se encuentra la sede de la Asamblea Municipal del Poder Popular.
Como ya empezaba a anochecer, me llamó la atención una niña vestida de uniforme a esa hora (algo que no es raro) tratando de congraciarse con una turista extranjera. A la distancia no lograba determinar el lenguaje de comunicación, pero por los gestos de la niña, podía deducir que la conminaba a que le comprara algo de comer o tomar. Luego las vi marcharse juntas por el parque con rumbo desconocido.
Un rato más tarde encontré la niña sentada en uno de los bancos del parque, degustando su botín. No pude impedir la curiosidad y le pregunté: ¿Niña qué haces aquí a estas horas? Y su respuesta me dolió más todavía “mi mama está trabajando y no hay nada de comer en mi casa”. Y le insistí ¿Por qué estás con el uniforme, mira como lo tienes manchado de grasa? Y respondió “porque no tengo más en mi casa”.
Mi angustia se acrecentó, cuando vi llegar en su auto, a Roberto Álvarez Solano, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, a quien ahora le han dado por llamar el Alcalde, quien felicitó a algunos los santiagueros presentes, pero no tuvo ojos, para ver a Teresa (así me dijo que se llamaba la niña), a esta niña, que en su inocencia no comprende que en su letanía este hombre dice trabajar mucho para el bienestar de todos.
Llegó el día esperado, el advenimiento de un nuevo año, con festejos, además del Parque Cespedes, en las intersecciones de Trocha y Carretera del Morro, Martí y San Pedro, Ferreiro y otros barrios más, para con música y bebidas, mitigar el hambre, que también Teresa, augura para el nuevo año.
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