Ricardo Alarcón, el genuflexo que finge dirigir la indescriptible e inútil Asamblea del Poder Popular, ese órgano del aparato castrista que simula ser un Parlamento al mismo tiempo que un reflejo de la democracia castrista-Castro 1 le trasmite las decisiones a Castro 2 y este las baja a la Asamblea para que las legitimen-, ha dicho, refiriéndose a las relaciones de Cuba y Estados Unidos que “como se ven las cosas actualmente, no habrá un solo cambio de importancia en la relación en el futuro”. Para este caballero de poco pelo y aún más reducidas ideas propias, las concesiones del presidente Obama a la sangrienta y despiadada dictadura de 51 años, que ha convertido a Cuba en un territorio sin nación y sin estado, o convertido en eso que llamo el estado vacuo-léase eliminación de restricciones para viajar a Cuba de ciudadanos cubanoamericanos o cubanos residentes en Estados Unidos, la liberación de los envíos de remesas, la facilidad para que artistas y académicos pro-castristas visiten Estados Unidos, los permisos para que empresas estadounidenses de telecomunicaciones hagan negocios con la isla, el permiso para que la isla haga el pago de sus compras una vez que han sido embarcados los productos a la isla y la reanudación de las conversaciones migratorias, que ahora Cuba ha entorpecido y dilatado- son “cambios menores”.
Pero, ¿por qué este energúmeno vocero dice una tontería de tan descomunal tamaño?
1. Porque el castrismo quiere todo, pero no quiere dar nada.
2. Porque el castrismo cree que la culpa de su disfuncional sistema, su debacle socioeconómica y política, su amoralidad, en fin, su decadencia absoluta, la tiene Estados Unidos.
3. Porque el castrismo, que durante años usó el pretexto del bloqueo para justificar sus descalabros, mientras hacía todo lo posible porque Estados Unidos lo mantuviera, y en cada ocasión que los norteamericanos intentaron acercamientos en esa dirección lo sabotearon, ahora se ha dado cuenta que la única manera que tiene de subsistir como está, es con la eliminación del embargo, para acceder a créditos financieros frescos, porque siendo el mayor deudor del club de París, no tiene acceso a nuevas fuentes de dinero.
A la pobre lógica de Alarcón, que se derrumba sola, habría que responder con preguntas lógicas que despedazan sus argumentos:
1. ¿Por qué Cuba-entiéndase Fidel Castro- no ha sido recíproco con “pequeños cambios”, a los “pequeños cambios” de Obama? Propuesta para equiparar sólo en número a las hechas por la administración norteamericana: eliminar las restricciones que impone La Habana, a través del permiso de entrada y los altos costos de visados, para los cubanos que viven en el exterior; la eliminación de los elevados costos de aranceles impuesto a los cubanos que, al llegar a Cuba, tienen que pagar injustas y enormes cantidades de dinero por los productos que ingresan al país, luego de haber pagado los costos de equipaje más allá del peso permitido; visado para que artistas y académicos anticastristas visiten Cuba y desarrollen a plenitud sus actividades culturales y académicas; permiso para que todos los ciudadanos cubanos tengan acceso libremente a la internet; la eliminación del permiso de salida que el gobierno cubano exige a sus ciudadanos-convirtiéndolos en rehenes, en prisioneros de estado-, condición única en el mundo, que tiene varados a muchos cubanos en la isla, separados de manera inhumana de sus familiares; y la liberación de los más de 200 presos inocentes, sin cometer delito alguno, que mantiene en las cárceles cubanas como rehenes, y a los que intenta usar como moneda de cambio por cinco espías confesos, juzgados y convictos-hay que recordarle a La Habana que los cinco espías no son héroes, son delincuentes que confesaron sus delitos y fueron juzgados y condenados, y que luego apelaron y nuevamente los volvieron a juzgar y a condenar con todas las garantías jurídicas y penales, mientras los presos políticos cubanos fueron juzgados en juicios sumarísimos, sin ningún tipo de garantías (por demás, en un sistema que no tiene separados sus poderes de gobierno y judiciales, porque ahí Montesquieu nunca ha existido), y que siempre han sostenido su inocencia absoluta. Estos serían cambios recíprocos que beneficiarían a los cubanos, no a Estados Unidos, pero serían, al menos, un gesto de que La Habana quiere dialogar. Lo demás es pura retórica y demagogia tercermundista.
2. ¿Por qué el castrismo pide que le den lo que no está dispuesto a dar si considera que Estados Unidos es su enemigo, si es el castrismo quien ha obligado a más de dos millones de cubanos a vivir en el exilio, si es el castrismo quien no puede poner a producir sus tierras y mata de hambre al pueblo, si es el castrismo quien reprime a quienes disienten de acción y de palabra?
3. ¿Por qué quiere el bicéfalo castrismo que Obama, que según bicéfalo 1 enmascara siniestras intenciones tras una “amigable sonrisa y el rostro afroamericano”, sea bueno, amable y gentil? Si el mismo Castro es el que ha dicho que los principios no son negociables, ¿por qué quiere negociar con el imperio, con el enemigo acérrimo? Estados Unidos no necesita a Cuba y a los cubanos para seguir siendo lo que es. Es Cuba quien no podrá jamás salir adelante como nación sin la ayuda de Estados Unidos, y eso nada tiene que ver ni con la soberanía ni la independencia política, tiene que ver con el sentido común.
Hay que dejar a un lado las disquisiciones políticas, y, como se dice en buen cubano, ir a la concreta. El castrocomunismo lo único que quiere es que Estados Unidos le levante el embargo-no bloqueo, basta de falacias, porque si los hubiera bloqueado hacía mucho tiempo que se habría derrumbado ese engendro de gobierno-, para darle un poco más de migajas al pueblo hambriento y seguir conservando el poder sin hacer ningún tipo de concesiones políticas. Lo demás es una cruel mentira, una siniestra mascarada, que no les vamos a permitir, porque la verdad es que sí, lo que queremos todos, incluida la mayoría de los 11 millones de cubanos en la isla, es que se acabe de morir Fidel Castro-atrapados como estamos en la única solución real para el cambio: la biológica-; es el derrocamiento de la tiranía, para poder enviar a la justicia a todos los culpables de miles de muertos, desaparecidos, prisioneros y desterrados; e invalidar políticamente a toda la camarilla gobernante y la cohorte de bufones que los rodea.
Esta administración llegó, como dice Alarcón, con “promesa de cambio y de mejorar las relaciones”, y hasta ahora Obama ha cumplido su palabra. Los que no han hecho nada, como siempre, son los Castro. Así que, Alarcón, calladito te ves menos feíto, y hasta menos calvo, aunque te entiendo, tú sí tienes que hablar, porque esa es la única estrategia que conocen los loros.
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