Ante la Represión, la Interrogante: Dónde se Van a Meter Cuando Caiga la Dictadura?

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Duras imágenes de la represión contra las Damas de Blanco

(Telemundo51)

Por Raúl Dopico

Los hermanos Castro están en el ocaso de su larga y criminal existencia. Lo más probable es que ambos mueran en sus camas. Uno con el ano a flor de piel. O con la flora del ano floreciendo en su putrefacción. El otro con el hígado cocinado con vodka a cuncún. Pero los que hoy les hacen el trabajo sucio en las calles ejerciendo la más burda represión, todavía tienen edad para sobrevivirlos y ver la caída de la dictadura que será-lo profetizo aquí sin temor a equivocarme, tal y como ya lo he hecho en anteriores ocasiones- tan apoteósica como su ascensión, y con una salida tan o más sangrienta que la llegada, porque tras 51 años de rencores enquistados, la sangre correrá. Entonces dónde se meterán los que arrastran a la fuerza a esa anciana que podría ser la abuela de cualquiera de ellos, los que ejercen la violencia contra un anciano pacífico, tuercen cuellos, empujan al piso, golpean y secuestran en plena vía pública. Dónde se meterán los que gritan, injurian y maltratan verbalmente. Ahí están las fotos, las evidencias, las pruebas que van llenando los inmensos archivos con los que mañana se hará justicia. No podrán ocultarse. No habrá rincón del planeta al que puedan escapar. Nadie los montará en un avión que huye. No habrá un puerto que los reciba al norte o al sur, y si lo encontraran, hasta ahí iríamos a buscarlos. Porque han de saber, que el desconocer que lo que hacen es un delito grave, que es pandillerismo institucional de Estado, no los exime de culpas. Ni tampoco los exime de culpas el consabido yo cumplía órdenes, porque al entrar a las fuerzas represivas del régimen lo hacían conscientemente y sabiendo que tenían que cumplir las órdenes de reprimir, a cambio de las prebendas del poder.

La construcción de una Cuba democrática tendrá que pasar, inevitablemente, por las manos de la justicia. Por la invalidez de todos los derechos políticos de quienes estuvieron ligados de una u otra forma con el régimen, y por el procesamiento penal de todos los que estuvieron implicados en actos de represión, y hayan podido escapar del vecino chivateado, del disidente golpeado y del compañero de trabajo humillado, que sólo están a la espera de una oportunidad, para tomar la venganza por su propia mano.

En estas infamias colectivas, en estos coliseos romanos que arman, llama la atención que los represores, angustiados por el protagonismo de los disidentes negros y mulatos, lanzan sus hordas negras y mulatas, como puntas de lanzas represivas, como señal al mundo de que los humildes albañiles también defienden a la dictadura. Una estratagema amoral y repugnante. Y es que les preocupa demasiado el rostro negro de Orlando Zapata dándole la vuelta al mundo, el demacrado rostro mulato de Guillermo Fariñas dispuesto al martirologio, el negro rostro de Bonne Carcasés diciendo que él tomará el relevo si Fariñas muere, o la negritud desafiante de Berta Soler y Reyna Tamayo, porque es que esta "revotiranía" se hizo por los negros, con los negros y para los negros. Y son los negros los que tienen que gritar que esta calle es de Fidel y no de ustedes, negros gusanos. Triste paradoja, porque tampoco es de ellos, negros represores, sino de Fidel, el hijo del gallego ladrón y la mulata criada. El mestizo que desgobierna, que pone sus mañas manipuladoras en acción, sólo para reafirmar que no hay peor cuña que la del mismo palo.