miércoles, 17 de marzo de 2010

El escritor Cubano Carlos Olivares Sobre la Soledad de la Disidencia en Cuba

Disidencia solitaria

por Carlos Olivares Baró/La razon. como. mx
No hay disidencia más sola y desamparada que la cubana. Ni el checo Václav Havel, ni los soviéticos Natan Sharansky y Anna Ajmátova, ni el iraní Amir Abbas Fakhravar, ni el egipcio Saad Edwin Ibrahim, ni el húngaro Tidavar Soros, ni el búlgaro Georgi Markov ni el chino Yu Dongyue, ni el polaco Lew Walesa sufrieron tanta indiferencia internacional como la que soporta hoy la minoritaria disidencia de Cuba. Allí donde hay dictadura la oposición es débil y minoritaria: el miedo y el silencio se apoderan de la sociedad, la rabia se acumula frente al abuso impune del tirano.

Guillermo Fariñas está solo. Miren sus ojos. Miren los tendones de sus manos. Miren el sofá de su modesta casa en Santa Clara. El único lujo es un teléfono inalámbrico. Escuchen cómo clama: ¡hasta que no liberen a los presos políticos enfermos en los calabozos, no cedo! Destino, la muerte. Mártir solitario con iris de niño. Valentía que desafía a los hermanos autócratas. Parece un asceta que cuida sus folios. ¡Miren la foto! ¡Miren cómo la soledad se lo come moribundo! La calle está desierta. Los vecinos han cerrado puertas y ventanas. El recelo puede más. Dicen que el déspota envió a dos policías disfrazados de galenos para revisar la salud del solitario. Qué sarcasmo. Qué broma.

Dan penas las declaraciones del ex preso Lula da Silva: la dictadura brasileña también lo calificó de delincuente en los 70. No olviden que el poeta Joseph Brodsky fue enjuiciado por el régimen soviético por “delincuente común”. No podemos olvidar. La memoria es nuestro único refugio de espera. La libertad se acuna en la evocación. Ahí están en orfandad perenne Oswaldo Payá, las Damas de Blanco o Vladimiro Roca. Ahí va Fariñas entre cuatro antisociales que se atreven. El médico lo carga con ánimo. Fariñas, moribundo de furor. Miren sus brazos morenos. Miren sus labios ávidos. Miren al delincuente con su muda de ropa limpia. Miren: menesteroso desafía la represión. Cuánta valentía en comunión con sus ideales. Qué soledad tan dadora. Miren cómo va sin sandalias. Dios sabe que quien entra a la muerte descalzo sólo esperaba en la tierra la esperanza. La hermosa terquedad de Fariñas nos encharca el alma. “Las ideas se discuten y se combaten, no se encarcelan. Si muere Fariñas habrá que condenar a Castro”, ha declarado categórico el autor de “Para vivir”, Pablo Milanés.

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