sábado, 17 de abril de 2010

Muere el periodista cubano Carlos Franqui

jcchavez@elnuevoherald.com

Carlos Franqui, figura fundacional de la revolución cubana y uno de los primeros intelectuales en denunciar las políticas totalitarias de Fidel Castro, murió el viernes en Puerto Rico. Tenía 88 años.

"Como ser humano, todo lo que puedo decirle es positivo'', declaró el ex comandante Hubert Matos, cercano a Franqui tras el triunfo revolucionario en 1959. "Siempre lo consideré un buen amigo y hombre de una cultura amplísima. Fue un luchador de la izquierda cubana que se arrepintió de la filosofía marxista. Nunca le cayó bien a Fidel y tampoco fue de su completa confianza''.

Franqui murió en su hogar en San Juan debido a complicaciones por padecimientos respiratorios, afirmó a El Nuevo Herald su esposa Margarita Padrón. También le sobreviven dos hijos, Camilo y Carlos, de 54 y 49 años, respectivamente. Cumpliendo con su voluntad, no habrá servicios fúnebres y sus restos serán cremados. Deja atrás una extensa obra que abarcó los géneros de ensayo, poesía, periodismo y crítica de arte.

"Carlos era hombre con una calidad humana muy grande. Vivió muy interesado en el arte, el destino de la gente y su país, Cuba'', comentó Padrón. "Hasta el día de su muerte se mantuvo al tanto de la actualidad y siempre estuvo dispuesto a luchar en lo que pudiera''.

En los primeros años del régimen, Franqui fue un incansable animador cultural que empleó toda su influencia para darle a la prensa, las artes y la literatura un espacio de libertad y modernidad. Dirigió el periódico Revolución, donde estimuló un amplio margen de debate. Entre sus más logradas iniciativas se cuenta el Salón de Mayo de 1967, que reunió en La Habana a muchos de los principales pintores y artistas plásticos de la época.

Nacido el 4 de diciembre de 1921 en el Municipio de Cifuentes, entonces provincia de Las Villas, estuvo ligado desde joven a las luchas de los trabajadores azucareros a través del Partido Socialista Popular, de tendencia pro soviética. Sin embargo, sus discrepancias con la ortodoxia comunista de sus dirigentes lo hizo apartarse a mediados de la década de 1940.

En 1951, fundó con el músico Harold Gramatges la sociedad cultural Nuestro Tiempo, uno de los más fructíferos proyectos para potenciar la cultura nacional y abrir el país a las influencias de su tiempo. De esa época data su amistad con figuras como el escritor Guillermo Cabrera Infante y el pintor Wilfredo Lam.

Como periodista, criticó fuertemente la dictadura de Fulgencio Batista y se vio forzado al exilio en México y Estados Unidos tras sufrir prisión y tortura. Luego, participaría en labores de apoyo al Movimiento 26 de Julio hasta entrar clandestinamente a la isla y subir a la Sierra Maestra. Fundador de la emisora Radio Rebelde, su voz y sus ideas eran escuchadas en todo el país como la expresión oficial de los guerrilleros.

Sus desacuerdos con la dirección de Castro lo llevaron a la ruptura en 1968, tras condenar el apoyo cubano a la invasión soviética a Checoslovaquia. Asentado en Europa, fue un incansable crítico del castrismo y escribió páginas imprescindibles sobre la reciente historia de la isla.

"Hizo amigos para la causa de la libertad en Cuba entre figuras importantes de la disidencia de Europa Oriental, entre los demócratas latinoamericanos y en el mundo de la literatura y de las artes'', recordó Frank Calzón, director ejecutivo del Centro para una Cuba Libre, en Washington. "No pudo ver su sueño de una Cuba Libre. Hace sólo unos días conversamos sobre la racha de represión en la isla. Que descanse en paz''.

Exiliado y sin mayores presiones que las que imponía su pasión literaria y periodística, Franqui dio rienda suelta a su creatividad, ingenio y apetito por la escritura. Así, sumó obras importantes como El libro de los doce (1968) y Cuba, la revolución: mito o realidad. Memorias de un fantasma socialista (2006). También escribió una polémica biografía de Fidel Castro y un análisis sobre la enigmática muerte del comandante revolucionario Camilo Cienfuegos en octubre de 1959 (2001).

A comienzos de la década de 1990, Franqui se estableció definitivamente en Puerto Rico. Seis años después fundó la revista Carta de Cuba.

Polémico y mordaz, nunca tuvo reparos en responder a quienes lo criticaron por su pasado revolucionario y sus convicciones. De hecho, en medio de un debate con el periodista Agustín Tamargo en las páginas de El Nuevo Herald, en marzo de 1993, Franqui se calificó como "uno de los raros cubanos que reconoce y deplora sus responsabilidades'' en el triunfo de la revolución.

"Pienso que para combatir a Fidel Castro no hay que pedir permiso a nadie. Sé que de los muchos horrores sufridos por Cuba, el de Castro es el horror mayor'', puntualizó Franqui. "Sé que la historia será muy severa con esa revolución parida de otra dictadura, nacida de frustraciones, injusticias y falta de libertades, que parecía mito, sueño, y se volvió barbarie insalvable''.

El escritor y periodista Carlos Alberto Montaner destacó la importancia de Franqui en el quehacer artístico y político cubano a partir de la mitad del siglo XX.

"No se puede escribir la historia de ese período sin consultar cuidadosamente los escritos de Franqui. Cuando pasó al exilio fue fundamental para conseguir el apoyo de intelectuales europeos de alto rango contra la dictadura de los Castro'', indicó Montaner. "Así fue como vimos la firma de personalidades como [el pintor Joan] Miró y [el escultor Alexander] Calder en la lucha contra los atropellos del gobierno cubano''.

No hay comentarios: