El Cínico Castrista Juan Formell Convoca a Votar

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El músico Juan Formell ofreció la víspera un concierto en el Protestódromo de La Habana, donde invitó a los cubanos a "votar todos y a votar por el mejor", informó el portal oficial Cubadebate.Pero cuando viene a Miami dice que él es músico, no político, que no habla de política e incluso se da el lujo de condicionar a los canales de telvisión locales, que le abren sus estudios permitiendo que este tipejo sin moral, ética ni conciencia ciudadana de ningún tipo, los censure, pero cuando está en Cuba juega a la política, convoca a elecciones, a votar en una farsa electoral sin precedente, donde sólo se eligen a quienes representan a una dictadura que reprime a un grupo de mujeres indefensas y coarta todas las libertades. Queda claro una vez más: Juan Formell es un cómplice de la dictadura y deberá rendir cuentas a la justicia por ello.

Formell dijo en carta leída por el cantante Mayito, que todos sabemos que lo que tiene de buen cantante lo redobla en estupidez humana: "El voto es por Cuba, por la patria, por nuestros hijos y por la Revolución, que ha dado sentido a nuestras vidas". Y estas declaraciones son una evidencia clara de adhesión al régimen, que servirá como prueba documental mañana para juzgarlos por su terrible complicidad, porque el voto no es por Cuba, es por la dictadura sangrienta de los Castro, que nos quitó la patria, dividió a la familia (la de Formell incluida) y nos privó del sentido de nuestras vidas. Formell está a favor de la muerte, de la destrucción de Cuba, y por eso es condenable. Ya no puede volver a refugiarse en el mismo pretexto de siempre, de que es músico y no político. Este descarado vocero esbirro de los Castro lleva 40 años jugando a ser un músico-político. Y me parece bien, sólo que no sea tan cínico y lo niegue cuando llega a Miami.

En base a estas declaraciones, el Departamento de Estado debería retirarle el visado a este consumado mal cubano, que lo único que hace es propiciar el odio y el rencor, además de estimularlo con vehemencia. No es el que critica el mensaje quien odia, como propagan convenientemente algunos, es el mensajero quien nos embarra el rostro con el despotismo, el crimen y la miseria de un régimen que representa y defiende.