miércoles, 14 de abril de 2010

Por qué Alardean los Comunistas

Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Después del discurso del pasado domingo de Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el escenario dentro de la isla quedo ennegrecido: por la crítica situación económica y por la falta de expectativas. El pesimismo aumentó.

Los cubanos saben, gracias los medios de comunicación oficiales de la dictadura, que hay una “feroz y concertada campaña mediática contra la Revolución Cubana, organizada, dirigida y financiada desde los Estados Unidos, con el auxilio de la Unión Europea”.

Gracias a las antenas, cables y cuentas de internet ilegales, conocen del rechazo mundial por la muerte de Orlando Zapata, un cubano fallecido en prisión tras 86 días de huelga de hambre; la violenta represión contra las Damas de Blanco, un grupo de mujeres que exigen la libertad de sus familiares presos políticos y la insensibilidad del gobierno ante la huelga de hambre del disidente Guillermo Fariñas.

“La cosa está que arde”, dice la mayoría; pero pocos creen que realicen cambios. La percepción se generalizó, después escuchar al General de Ejército: No cederemos jamás al chantaje, de ningún país o conjunto de naciones por poderosas que sean, pase lo que pase.

En casi todas sus frases utilizó la primera persona del plural: nosotros, para dejar bien claro quiénes constituyen el demos en este país. Cuba no teme a la mentira ni se arrodilla ante presiones, condicionamientos o imposiciones, vengan de donde vengan.
Curiosamente esta última frase aparece en el acta de constitución de los Brigadas de Respuesta Rápida (BRR), documento anexo al Plan contra alteraciones del orden y disturbios contrarrevolucionarios.

El plan circula, de mano de los dirigentes del PCC, en los centros laborares y tiene como objetivo principal coaccionar a los trabajadores para enfrentar, con armamento rústico: palos, cabillas y cables, cualquier manifestación disidente, venga de donde venga y en la cuantía que sea.

Otro chantaje que coloca entre la espada y la pared a los trabajadores cubanos, después de las amortizaciones de plantillas laborales, emprendidas por el gobierno. Una de dos: se comprometen o son declarados “disponibles”. El que no firme las actas de constitución de las BRR, corre serios riesgos de quedar desempleado.

El mensaje es claro: los que no estén de acuerdo con las políticas socialistas ya saben a lo que se exponen. No habrá cambios, por lo menos de forma pacífica. Si pretenden acorralarnos, sepan que sabremos parapetarnos, alertó. Tenemos derecho a defendernos, agregó. Ya sabemos cómo: con las BRR.

El también Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, aseguró que ante las actuales escaramuzas de la ofensiva de la reacción internacional, este país jamás será doblegado, por una vía u otra, antes prefiere desaparecer, como lo demostramos en 1962.

Solo un inconsciente podría vanagloriarse de los momentos en que puso en riesgo de extinción a toda la humanidad. Gracias a Dios que los soviéticos, se dieron cuenta de la locura de los Castro y negociaron a sus espaldas la solución de la crisis. La vejez no los ha hecho cambiar, siguen tan soberbios como hace 46 años. Empeñados en desaparecernos del mapa con tal de salvar su pellejo.

Evidentemente el mensaje de Raúl no estaba dirigido a la comunidad internacional, sino al propio pueblo cubano. Los mandamases cubanos necesitan alardear, mostrarse invencibles y todopoderosos, para evitar que al rechazo mundial, se sume una conmoción social interna, como la de 1994. Descontento hay, y también una muy crítica situación económica.

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