jueves, 8 de abril de 2010

Estalla Yeidckol por exhorto contra Cuba

Leticia Robles De La Rosa/Excelsior, México

Senado pide al Ejecutivo conminar al régimen de la isla a liberar a los presos políticos; la perredista lo ve como crítica infundada

En medio de lo que legisladores describieron como un ataque de histeria de la perredista Yeid­ckol Polevnsky, el Senado aprobó ayer en comisiones un exhorto para que el gobierno federal conmine al presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, a establecer el diálogo con la oposición y libere a los presos de conciencia.

Después de una ríspida discusión a puerta cerrada, las comisiones unidas de Relaciones Exteriores, presidida por Rosario Green, y de Relaciones Exteriores América Latina y El Caribe, liderada por César Leal, aprobaron con 12 votos en favor y cinco en contra— el exhorto que, a decir del embajador de Cuba en México, Manuel Aguilera de la Paz, lastimará la relación bilateral entre ambas naciones.

A pesar de que las sesiones de comisiones en el Senado son públicas, Excélsior no pudo presenciar la discusión de este tema, bajo el argumento de que se trataba de una reunión privada, a la cual no se convocó a la prensa. No obstante, el testimonio de senadores presentes en la discusión permitió conocer los resultados y algunos detalles del debate.

Senadores de PRI, PAN y PRD relataron que el momento de mayor tensión se registró después de la votación, pues a pesar de que ya había concluido el diálogo, Polevnsky “estalló en cólera”, según describió un priista; “le dio un ataque de histeria”, admitió un perredista”; “literalmente se puso neurótica”, agregó a su vez un panista.

Comenzó a lanzar acusaciones contra los gobiernos de derecha y a responsabilizar a los 12 senadores que votaron en favor del exhorto de lastimar al “único gobierno verdaderamente democrático de América Latina”, el cual requiere de la solidaridad de los mexicanos, no de una crítica sin fundamentos, dijo.

El nivel de acusaciones de la perredista llegó a tal grado que la siempre serena y diplomática Rosario Green la conminó a la serenidad y le hizo saber que esta reunión era un debate entre parlamentarios, no un mitin ni un circo; le pidió que si desea hacer público un discurso político, reserve su turno durante la discusión ante el pleno del Senado.

Entonces, como la perredista insistía en sus puntos, Green dio por concluida la sesión, además de que ya se habían desahogado todos los temas.

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