La Nueva Batalla
Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) – Las palabras del Presidente Raúl Castro en la clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunista tienen dos lecturas importantes. Por un lado, es la primera vez que nuestro gobierno reconoce tan abiertamente el estado caótico en que se encuentra la economía cubana. Por otro, se dio la orden de atrincheramiento total del régimen.
Ahora resulta que la batalla económica es la tarea principal del gobierno, pero no se menciona por qué estamos sumidos en esta crisis. No debe sorprendernos, los ancianos tienen el don de borrar de su memoria las cosas que les molestan, y entre ellas, su responsabilidad en el desastre que crearon.
Igual que hubo borrón y cuenta nueva con los multimillonarios gastos, ocasionados en el demencial Cordón de la Habana y con la llamada Zafra de los Diez Millones, por recordar sólo un par de los mayores dislates concebidos por nuestros dictadores; ahora sucede lo mismo con la famosa “Batalla de Ideas”, que durante años involucró prácticamente a todos los organismos del Estado y desangró aun más nuestra maltrecha economía.
En julio de 2007 se dijo que la economía cubana necesitaba de profundos cambios estructurales, que se convocaba a la población a expresar sus criterios sobre los problemas que le aquejaban, se anunció que más de un tercio de las tierras cultivables estaban cubierta de marabú o mal atendidas, que debía ponerse límite a los irracionales gastos en el proceso de producción, compra y distribución de leche; que los campesinos debían producir el alimento y venderlo directamente a las bodegas y garantizar el consumo a los niños. Y nada.
Trascurridos 3 años de aquellos anuncios la crisis ha empeorado; mientras, se desconoce cómo se ha comportado la entrega de la tierra en usufructo a los campesinos; de los 166 municipios, hasta el momento sólo en 68 se garantiza la entrega de leche racionada en las bodegas y de los anunciados cambios estructurales, hasta el momento nada se ha hecho.
¿Qué se hizo del cacareado aumento de la producción agrícola, dirigido a disminuir las multimillonarias importaciones de alimentos que costaban al país mil 600 millones de dólares anualmente?
¿Cómo se explica lo ocurrido con los campesinos y cooperativistas del municipio Alquizar, que cosecharon más de 3 mil toneladas de ajos y no han podido venderlos porque las empresas de acopio no los recoge?
El Presidente reconoce lo irracional del “paternalismo estatal” que en estos años ha creado la cultura de la vagancia, después de haber derrochado millonarias sumas en actividades que no han reportado nada positivo al crecimiento económico. Recién se descubre que no existe interés por el trabajo y que hay carencia de mano de obra en sectores claves de la agricultura, la construcción, la industria y la educación.
No obstante, nuestro Presidente continúa sin responder, ni siquiera se plantea, la pregunta fundamental: ¿Quién es responsable de este desastre?
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