domingo, 11 de abril de 2010

Silvio Rodríguez o Las Vacuidades de un Eunuco Intelectual Que no Aprendió a Responder Preguntas


Por Raúl Dopico

Ante el evidente fracaso que resultó su concierto por la patria (así, en minúsculas, porque ni hubo concierto ni hay patria-su lugar es ocupado por una esperpéntica nación hambreada en harapos), q
ueda demostrado que Silvio Rodríguez no sólo no tiene poder de convocatoria, sino que es incapaz de dar respuestas honestas a preguntas simples y concretas. Su discurso no alcanza siquiera a ser superficial-en estos tiempos sería algo, ante sus alicaídos bonos-, es vacío. No sólo le vuelve a preguntar a Carlos Alberto Montaner si firmaría la dichosa cartica denunciando a la CIA (ante un público que no sabe de qué habla), cuando ya Montaner le dijo que sí la firmaría, sino que no respondió a la pregunta concreta que Montaner le hiciera: ¿firmarías una carta en la que se denunciaran los atropellos a los presos políticos cubanos y el acoso a las Damas de Blanco?

Montaner, manejando su esgrima de polemista con larga trayectoria, lo puso contra la pared al responderse así mismo que creía que el vocero musical del castrismo firmaría semejante carta. Se equivocó, por supuesto, con alevosía y ventaja, con premeditada y habilidosa jugarreta, que sólo evidencia una cosa: no es lo mismo leerse "El señor de los anillos" y "Azteca" en los años 80's cubanos-donde la mayoría no tenía acceso a las editoriales extranjeras-y fingir que se es un intelectual capaz de construir cierto tropo poético musicalizado, que realmente serlo, y tener la suficiente sagacidad política y cultural para enfrentar, en un debate libre, a un hombre libre.

Y es que Silvio Rodríguez entró a esta polémica con una profunda desventaja: no es libre. Está atrapado en el oportunismo, la conveniencia y el disfrute de los privilegios que le otorga la dictadura castrista a cambio de su sometimiento moral y su sodomización intelectual. Y cuando un siervo decide enfrentarse a un hombre libre, sólo le queda mentir para tratar de ocultar sus cadenas. Sólo mintiendo-algunas veces con verdades a medias- puede evadir las generosidades de su adversario, que incluso llega al extremo de obsequiarle, sin merecimientos, el título de reformista del régimen, y a proponerlo como interlocutor válido con la oposición democrática-una proposición bastante discutible, por cierto.

Tan inválida es la propuesta de Montaner y tan arrogante y presuntuoso Silvio Rodríguez, que ante el desafío del primero de vaciar las cárceles de presos políticos y permitir la libertad de expresión y asociación, para abrir los cauces de participación y que los cubanos cambien todo lo que haya que cambiar y decidan democráticamente el rumbo que debe seguirse, el segundo sólo atina a darle un violento bofetón a la propuesta cívica del primero, negando de golpe y porrazo su supuesto carácter reformista: No me molesta un gobierno de ancianos. En muchas culturas antiguas tener edad, por la sensatez inmanente, era un requisito para gobernar. Y es ahí donde el malogrado reformista, en su abismal ociosidad, como hembra vacía que no puede parir una idea sólida, se dedica a la distorsión, pues los ancianos líderes en antiguas culturas no llegaban al liderato a los 32 años, sino justamente cuando, sabios, devenían en ancianos justos, congruentes y propositivos, que no decrépitos y fracasados por el abuso desmedido, ineficiente y corrupto del poder durante más de medio siglo. Y en el colmo de la esterilidad de argumentos, el trovero provenzal de la edad media castrista dice:
Acuérdate de que tú también adquiriste tus "juicios morales, tu precepción de la realidad y de los conflictos sociales" hace medio siglo. No pretendas venderte como prospecto de la generación del dos mil, que no te queda bien. Negándole así, por decreto, al adversario lo que le otorga, por benevolencia, a su venerable cohorte de sangrientos ancianos dictadores. Y es que los ideólogos del exilio y la disidencia interna muchas veces quieren ver reforma donde sólo habita el oportunismo.

Silvio Rodríguez siempre fue un payaso vestido de juglar. Un poetastro disfrazado de poeta.
Pero ahora, en su decadencia, ha devenido en un patético bufón cortesano, al que no le quedan dos dedos de frente, a pesar de que siempre ha sido de frente amplia (de ahí su afición por las boinas bolcheviques que le tapan su carencia), como para reconocer que el apodo de "libre" de su hijo cumple el explícito propósito de que no lo confundan con Silvio "el siervo".

A Silvio Rodríguez le pasó con Carlos Alberto Montaner, lo mismo que a Ricardo Alarcón con Jorge Mas Canosa: fue apaleado en la ignorancia. Dice: Sé que, cuando Marx murió, Martí le dedicó algunas frases de homenaje, si mal no recuerdo “por haberse puesto de parte de los pobres”. Por favor, ilústrame y muéstrame las “críticas severas” del Apóstol al autor de El Capital.

Silvio no sólo cita mal, sino que cita el único fragmento que ha heredado de la propaganda castrante, castrense, castrista. Te ilustro, Silvio, con la crónica de Martí sobre el velorio de Marx. Una crónica bastante impresionista y sin la rigurosidad intelectual que merecía el personaje, un hombre profundamente racista (seguro tampoco sabes el desprecio que sentía por nuestro compatriota Pablo Lafargue, por mulato), extorsionador emocional y profundo plagiador de ideas ajenas:

Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño y arde en ansias temerosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blanco al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de encontrar salida a la indignación de modo que la bestia cese sin que se desborde y espante (...) no son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimientos al mundo nuevo; ellos son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia, que pudiera dormirse; pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador(...) Karl Marx es llamado el héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo. Suenan músicas, resuenan cantos; pero se nota que no son los de la paz. (La Nación, Buenos Aires, 1883)

La mentiras del infāmis Silvio se multiplican. Niega que se haya enriquecido, que posea propiedades. Entonces los estudios Abdala de quién son, Silvio.

Asegura el ave cantora de siringe poco desarrollada, que Antes de la Revolución, la mayoría de los cubanos no podía ni soñar con tener casa propia. Bueno, resulta que ahora nadie tiene casa propia, pues el estado es el propietario de todas y no permite la venta, a no ser al propio estado, quien se adjudica el derecho de despojar de su vivienda no sólo al que emigra, sino al que ellos crean que incumple ciertas reglas y leyes arbitrarias, como tener una antena parabólica.

Como si compusiera un salmo lúdico, afirma que jamas ha sido servil o panfletario. Pero es una tesis insostenible. Desde "Playa Girón" hasta "El Necio" son muchas las evidencias. Es más, las pobres cartas en esta polémica lo desnudan.

Decir que
Los fusilamientos se originaron en los primeros meses de la Revolución no sólo es mentira, es ofensivo a la memoria de los tres jóvenes negros fusilados por querer huir de tanta miseria y depauperación, pero aún antes, el fusilamiento fue el arma preferida de Saturno para tragarse a sus hijos narcotraficantes apellidados Ochoa y De La Guardia. Y aún mucho antes, el arma preferida para acallar voces disidentes.

A su enrevesado argumento de que la oposición no tiene pueblo, por la obvia pobreza de razonamiento que encierra en sí mismo, vale responderle con contundencia martiana, aunque ya sabemos que a Martí no lo ha leído:

Hay hombres que viven contentos, aunque vivan sin decoro. Otros padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.

Su doctrina cínica, que nada tiene de socrática, y sí mucho de zoquete, le empuja a decir que no está de acuerdo con los actos de repudio, para después decir que otros cubanos se indignan hasta el punto de cometerlos, cuando él bien sabe que son los "camisas pardas" del fascismo cubano los que los organizan, controlan y ejecutan. Pero lo peor de todo, es que comete la obscenidad de compararlos con los actos de protesta de los cubanos de Miami, que son genuinos, sin el respaldo de ningún aparato policíaco represivo de libertades civiles y amparados en la legalidad constitucional de una democracia, donde la protesta es protegida como un derecho humano inalienable. Por lo demás, con qué autoridad moral se atreve a hablar de la honestidad de las Damas de Blanco y de la ayuda humanitaria que reciben, para que ellas y sus familiares no mueran por inanición ante el aislamiento socioeconómico a que las somete la dictadura. Su desvergüenza no conoce límites.

Cuando su arte del cotejo artificioso quiere imponernos que la censura, como en otros países, existe en Cuba. Y ahí donde estás ahora mismo, existe también, sobre todo para los que no piensan como tú, sólo estaría invitándonos a la indiferencia, de no ser porque hay mucha gente que todavía no tiene la capacidad de comprender que no es lo mismo vivir en un país donde hay medios de comunicación sometidos por intereses comerciales, a vivir en uno bajo una dictadura teocrática (regida por la religión castrista) vitalicia y hereditaria en la que todos los medios de comunicación están sometidos a los intereses de un poder único absolutamente represivo, que prohíbe el acceso a ellos, incluyendo la internet, y que criminaliza la libre expresión.

Al meterse a opinar sobre lo que piensan los angoleños, debería fijarse primero en los cientos de cubanos mutilados que hoy deambulan por las calles de Cuba abandonados a su triste y miserable suerte. Debería hablar del pago que recibía el castrismo por cada uno de sus mercenarios. Debería decir que lo que defendían los cubanos en Cabinda eran los intereses de compañías petroleras norteamericanas.

Al final de su misiva, el apóstata que un día cambió sus ideas rebeldes por ideas de piedra, nos suelta el graznido del bloqueo, y sobre eso ya todo está dicho. Ni es bloqueo ni genocida, ni inmoral, ni impresentable, es una simple reacción política de confrontación contra un enemigo descarado. Una política heredada de la lógica de la guerra fría, durante la cual el castrismo se alió con el imperio soviético contra las democracias occidentales. Una política a la que Cuba no ha renunciado, ni pretende renunciar, y que legitima el embargo, permitiendo que cumpla su objetivo: no negociar con el enemigo. La razón es simple: cero créditos frescos para una dictadura decrépita. Terminar el embargo no significará una mejoría económica y espiritual para los cubanos, sino el fortalecimiento y mantenimiento del despotismo castrista.

Algo nos enseña con sus misivas Silvio Rodríguez: como su papá Fidel y su padrastro Raúl, en las últimas cinco décadas no ha aprendido a responder preguntas, pero sí a evadirlas desde la retórica. Y es que cómo puede un eunuco intelectual responder a esto:

1. Tenemos que forjar esa Cuba tolerante en la que no se persiga a nadie por manifestar sus ideas.
2.Tenemos que encontrarnos en un claro de la historia patria para darnos ese abrazo de reconciliación, libertad y cambio que casi todos anhelamos.
3.Te diré más: la Cuba con la que sueñan millones de cubanos debe ser un país en el que tú puedas cantar lo que piensas, pero en el que también quepan Gloria Estefan, Willy Chirino, Paquito D´Rivera y Los Aldeanos. Una Cuba sin exclusiones.
4.El mundo al que se adscribía la revolución cubana se derrumbó con el Muro de Berlín y hoy esa dictadura es sólo un viejo y desacreditado fósil, apenas emparentado con Corea del Norte.
5. ¿Se te ha olvidado como encerraban a los homosexuales en campos de concentración, como los echaban de la Universidad tras humillarlos públicamente? ¿No es verdad que en la primavera del 2003 encarcelaron y condenaron a penas de hasta 28 años de cárcel a 75 personas por prestar libros prohibidos, pedir un referéndum y escribir crónicas en los diarios extranjeros?
6.¿Diseño una Cuba distorsionada? ¿Te parece poco que, desde que se instauró la revolución, hace ya más de medio siglo, el 20 por ciento de la población ha huido a bordo de cualquier cosa, pagando el intento con varios miles han muertos?
7.Es cruel y terriblemente empobrecedor que tanta gente talentosa y con iniciativa, como hay en Cuba, tenga que vivir subordinada a los caprichos de los comisarios y los burócratas.

Estas, y muchas otras cosas, Silvio, continúan esperando tus respuestas, ahora que la finca ha cambiado de señor feudal, aunque sabemos que los siervos son afectos a una heredad y no se desligan de ella al cambiar de dueño.

Atrévete, Silvio, y desmiénteme.

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