El Enemigo
Frank Correa
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Las imágenes del domingo 11 de abril de 2010 en el noticiero de la televisión cubana, mostraron el contraste de episodios que están rigiendo la vida nacional.
Secuencias del periplo de una periodista de la Agencia de Información Nacional (AIN), por zonas de la principal infraestructura agrícola de provincia Habana, Alquízar. Güira de Melena, y luego el concierto de reafirmación revolucionaria de artistas e intelectuales en la tribuna antiimperialista, pusieron en secuencia los dos enemigos flagrantes de la revolución: el imperialismo yanqui y la indolencia, el burocratismo y la falta de gestión innatas del socialismo cubano.
En una de sus últimas intervenciones en público, Fidel Castro reiteró a su auditorio de la Universidad de La Habana que la revolución era fuerte e indestructible, y que ninguna potencia extranjera podría jamás derrotarla, pero alertó sobre un enemigo solapado que sí era capaz de hacerla añicos: “nosotros mismos”.
Ayer aparecieron en la pantalla de los televisores evidencias de estas afirmaciones del máximo líder, filas de camiones parqueados en la carretera de Alquízar, cargados de productos agrícolas imposibles de comercializar por múltiples trabas administrativas. La periodista entrevistó a varios implicados, directivos de los centros de acopios y del Ministerio de la Agricultura, campesinos y clientes de los agros mercados.
Los campesinos se quejaron de la mala atención que reciben sus cosechas, y de las cuantiosas pérdidas al intentar comercializarlas; la imposición del Estado de vender solamente a los centros de acopios, la insuficiente incapacidad de almacenaje de estos centros y las demoras en los pagos. En Alquízar y Güira de Melena producen más de 195 mil toneladas anuales de productos agrícolas, y la empresa de acopio sólo cuenta con dos almacenes sin paredes y con los techos deteriorados por los embates del huracán Gustav.
Los ciudadanos entrevistados se quejaron de la ausencia de frutas, vegetales, viandas y granos en los agromercados, y pusieron de manifiesto la necesidad urgente de un abastecimiento eficaz. También preguntaron por qué los campesinos no podían vender sus productos directamente a la población, y se mostraron desconfiados ante las promesas hechas el año pasado por el Estado, de garantizar los productos de la canasta básica.
Los directores de las empresas de acopio se mostraron optimistas, prometieron que se tomarían las medidas necesarias para eliminar las restricciones y las fallas del sistema. Volvieron a prometer que en a corto plazo los productos llegarían a la red minorista.
La siguiente noticia fue la reafirmación revolucionaria de los artistas y escritores en la tribuna antiimperialista José Martí, quienes apoyaron con energía el modelo socialista, sin el asomo de una sola palabra autocrítica, “porque el verdadero enemigo está a noventa millas intentando destruir a la revolución, obstaculizándonos la producción de alimentos, diezmando el transporte, usurpando la comercialización de los productos”.
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