sábado, 10 de abril de 2010

Más de un millón de trabajadores improductivos

Obreros cubanos laboran en la fábrica de Tabacos Cohíba, en El Laguito, La Habana, en Febrero del 2007.
Obreros cubanos laboran en la fábrica de Tabacos Cohíba, en El Laguito, La Habana, en Febrero del 2007.
AFP/Getty Images

jtamayo@elnuevoherald.com

La asombrosa cifra fue revelada por el mismo gobernante Raúl Castro: el gobierno cubano y sus empresas pudieran tener más de un millón de exceso de trabajadores.

Eso es más de un millón de trabajadores improductivos, de los 4.9 millones de personas en empleos oficiales en un país de 11.2 millones.

Esto explica en parte el desastroso estado de una economía ineficiente y supercentralizada, según varios economistas, que obliga al gobierno a importar aproximadamente 60 por ciento de los alimentos que se consumen en la isla.

Históricamente, el gobierno ha insistido en mantener a la gente oficialmente empleada, aunque sea en trabajos improductivos. La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) reportó recientemente un índice de desempleo de 1.6 por ciento.

Alrededor del 95 por ciento de los trabajos formales son gubernamentales --ministerios, sus entidades y sus empresas-- aunque los sueldos son tan bajos, un promedio de $20 mensuales, que muchos cubanos tienen que tener realizar labores informales para sobrevivir.

Pero la cifra de los trabajadores innecesarios mencionada por Castro ha sorprendido incluso a los economistas cubanos.

"Sabemos que sobran cientos de miles de trabajadores en los sectores presupuestado y empresarial, algunos analistas calculan que el exceso de plazas sobrepasa el millón de personas y éste es un asunto muy sensible que estamos en el deber de enfrentar con firmeza y sentido político'', dijo Castro el pasado domingo en su discurso ante el Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba.

Hay "nóminas infladas, nóminas muy infladas, nóminas terriblemente infladas'', dijo Castro antes de afirmar: "La Revolución no dejará a nadie desamparado. Lucharé por crear las condiciones para que todos los cubanos tengan empleos dignos. Pero no se trata de que el Estado se encargue de ubicar a cada uno tras varias ofertas laborales. Los primeros interesados en encontrar un trabajo socialmente útil deben ser los propios ciudadanos''.

No es la primera vez que funcionarios cubanos reconocen públicamente que el gobierno tiene demasiados empleados.

En Cienfuegos, la provincia más pequeña de Cuba, sólo en los sectores de comercio y restaurantes hay 1,400 empleados superfluos, según una reciente información publicada en el diario Trabajadores, órgano oficial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).

El sector de la educación de la provincia también tiene un exceso de 1,025 trabajadores, y el sector deportivo unos 500, añadió el periódico, citando a Marlén Jiménez, funcionaria provincial de la CTC.

Sólo en la oriental provincia de Granma, instalaciones de salud pública como clínicas y hospitales tienen 3,000 empleados innecesarios, dijo el periódico citando a Luis Muñoz, miembro del secretariado provincial de la CTC.

"Todos van a permanecer en sus puestos pero, en dependencia de las posibilidades, muchos serán reubicados en trabajos útiles y productivos'', observó el periódico. "Cuba nunca recurrirá a las fáciles e inhumanas fórmulas del neoliberalismo, basadas en despidos masivos''.

Gary Maybarduk, ex asesor de asuntos políticos y económicos de la misión diplomática de Estados Unidos en La Habana entre 1997 y 1999, dijo que los comentarios de Castro indican que está consciente de los enormes problemas que enfrenta una economía abrumada por su propia masiva ineficiencia, la crisis mundial y tres devastadores huracanes.

"El gobierno está empezando a reconocer sus problemas pero no está dispuesto a hacer nada todavía porque no tiene ni el capital ni la capacidad de crear un número significativo de empleos'', afirmó.

"Indica una incapacidad olímpica, digna del Libro Guines de Récords, para generar empleos productivos'', dijo Jorge Sanguinetty, ex presidente de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana. "Pero ese ha sido el problema del gobierno cubano desde 1962''.

"Y es por eso que el subempleo es ridículamente alto'', dijo Archibald Ritter, profesor de la Universidad Carleton, en Ottawa, que se especializa en la economía cubana.

Muchas guarderías y hasta algunos hoteles de dos estrellas tienen sus propios médicos y enfermeros a tiempo completo, dijo Ritter en una entrevista telefónica.

No sólo eso. Cuando el gobierno cerró más de 70 ingenios azucareros a partir del 2002, los 100,000 empleados siguieron cobrando 40 por ciento de su sueldo mientras se capacitaban para otras labores, dijo Jesús Marzo Fernández, un economista que ahora reside en Miami.

Fernández añadió que, aunque inicialmente se sorprendió con la cifra del millón, tiene sentido a la luz de informes recientes de que algunas empresas cubanas han cerrado por la falta de los insumos importados necesarios para la producción.

En los últimos 12 meses Cuba ha reducido drásticamente las importaciones debido a la crisis de liquidez provocada por la caída de sus principales fuentes de divisas duras: las remesas, las exportaciones de níquel y el turismo.

Maybarduk observó que las estadísticas cubanas muestran que el número de empleos en el sector "comunal, social y personal'' subió de 951,00 en el 2000 a 2.1 millones en el 2008.

"Parece que el gobierno está absorbiendo a toda la gente que no estaba en trabajos del sector formal, que quizás estaban en el mercado negro'', dijo.

Sanguinetty observó que el gobierno cubano siempre ha mantenido tanta gente como es posible en su nómina, en parte para poder informar de cifras muy bajas de desempleo y en parte para controlar a la población.

"Fidel [Castro] siempre ha querido tener a la gente trabajando para controlarla'', dijo Sanguinetty. "No quieren gente en las calles, así que sacrifican eficiencia económica por eficiencia política''.

Aunque Raúl Castro expresó a los jóvenes comunistas que nadie quedaría sin trabajo, también aclaró que la crisis económica del país exigía reducciones significativas en los gastos del gobierno.

"Seguir gastando más allá de nuestros ingresos significa devorar nuestro futuro'', dijo, "y poner en peligro la supervivencia de la revolución''.

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