domingo, 18 de abril de 2010

Nueva Agresión Contra las Damas de Blanco

Decenas de convocados por el régimen empujan e insultan a 9 Damas de Blanco


Decenas de movilizados por el régimen impidieron este domingo a nueve Damas de Blanco realizar su habitual caminata por la Quinta Avenida del barrio habanero de Miramar, tras asistir a misa en la Iglesia de Santa Rita.

Según declararon a DIARIO DE CUBA las Damas de Blanco Alejandrina García de la Riva y Berta Soler, los convocados por el gobierno las rodearon, empujaron y les gritaron consignas, ofensas y palabras obscenas durante más de dos horas.

"Cuando llegamos a la iglesia ya estaba montado un cerco policial", dijo García de la Riva, esposa del preso político Diosdado González Marrero.

Los agentes "pedían el carné de identidad a todos los transeúntes, incluidos los miembros de la comunidad religiosa", añadió.

Soler, esposa del preso político Ángel Moya, indicó que el operativo abarcaba unas cuatro manzanas alrededor de la iglesia. Efectivos de la Policía y la Seguridad del Estado no permitieron la llegada al lugar de ninguna de las mujeres del grupo de apoyo a las Damas de Blanco. Algunas de ellas fueron obligadas a permanecer en sus casas.

"Cuando terminamos la misa, cruzamos al paseo central de la Quinta Avenida", relató Soler. "Rápidamente, dos agentes de la Seguridad del Estado se acercaron a Laura Pollán (la portavoz de las Damas de Blanco) para recordarle que no podíamos marchar porque no habíamos pedido permiso".

Las autoridades impusieron a principios de este mes a las madres, esposas y familiares de presos políticos el requisito de solicitar, con 72 horas de antelación, una autorización para sus habituales marchas dominicales. Los agentes de la Seguridad del Estado que visitaron a las mujeres para informarles de esa medida se negaron a entregarla por escrito.

Este domingo, "Laura les recordó que no hay ningún papel legal que nos obligue a pedir permiso", afirmó Soler.

"Yo les dije que no hay ninguna ley en Cuba que diga que para caminar por la calle hay que pedir permiso", añadió. "Además, nosotras no somos ni un movimiento, ni una organización, ni un grupo registrado por el Estado, no estamos reconocidas. El día que lo estemos y exista una ley que diga que hay que pedir permiso, lo haremos".

La Dama de Blanco aseguró que "de inmediato" los encargados del operativo "dieron la orden para que las turbas atacaran verbalmente, con palabras y gestos obscenos, y con empujones". El incidente duró más de dos horas, bajo el sol. "Incluso repartieron agua fría a los integrantes de la turba", afirmó Soler.

"Ellos no tienen por qué hacer eso. Pueden estar con el gobierno, pueden gritar consignas, pero no tienen por qué maltratarnos con insultos, malas palabras y señas", dijo.

Soler indicó que los convocados por el gobierno, que calculó en unos 80, eran principalmente mujeres y jóvenes, que mantuvieron a las madres, esposas y familiares de disidentes encarcelados rodeadas, sin permitirles moverse.

Una de las Damas de Blanco, Enilda Tanquero, madre del preso político Jorge Luis González Tanquero, tuvo que ser trasladada en ambulancia al Hospital Nacional por una subida de presión.

Soler dijo que los efectivos de la Seguridad desviaron un ómnibus público para sacarlas de la Quinta Avenida. "Nos subieron a empujones", afirmó.

Señaló que integrantes del grupo movilizado por el gobierno también subieron al autobús. "Durante el viaje no nos dijeron nada, pero cuando llegamos a casa de Laura volvieron los insultos y las palabras obscenas".

"Nosotros somos mujeres pacíficas, salimos a las calles sin insultar, sin agredir a nadie, con un gladiolo en la mano, salimos a pedir la libertad de nuestros hombres. El gobierno no debe continuar con estos maltratos físicos y verbales hacia nosotras. Las mujeres de los cinco (espías de La Habana presos en Estados Unidos) salen por el mundo a hacer campaña y nadie las agrede, nadie las maltrata", recordó la Dama de Blanco.

"Basta ya", dijo Soler. "Que nuestros hombres sean liberados o que nos lleven a prisión".

"Nosotras vamos a continuar asistiendo a la iglesia y caminando por las calles. Que nos dejen o no es un problema de ellos. Nosotras vamos a hacer siempre el intento, vamos a seguir pidiendo la libertad de nuestros hombres, cueste lo que cueste", concluyó.

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